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Felicidades, Tono

31 de Julio del 2018 - Ángeles Menéndez Muñiz (Las Vegas, Corvera)

Muchas Felicidades, Tono.

En la madrugada del 31/07/1975 llegaste al mundo, fue un acontecimiento feliz, a papá y a mí se nos caía la baba mirándote, por fin ya te teníamos con nosotros, pero las expectativas que teníamos pensadas para ti poco a poco se fueron tornando grises cuando supimos que tenías un retraso madurativo con rasgos de autismo.

Al principio estábamos confusos, pero intentando llevar la situación de la mejor manera posible, con el transcurso del tiempo vimos que nos tendríamos que enfrentar a muchas vicisitudes, salvar muchos obstáculos y nos dimos cuenta de que la sociedad margina y emplea una condescendencia que para nada nos gustaba.

Desde los 3 años comenzamos a llevarte al psicólogo, al logopeda, a psicomotricidad y a todo lo que era beneficioso para ti. Cuando llegó la hora de escolarizarte, todo fueron problemas e inconvenientes, llegando al punto de llevarte al colegio y, no pasaba ni una hora, cuando el conserje del colegio, acatando las órdenes dadas desde dirección, te traía de vuelta para casa, con mil excusas peregrinas me despachaban cuando iba a preguntar el porqué de su proceder. Me decían que no era nada personal, es que entretiene a los demás alumnos, pensamos que debería de ir a otro colegio, etcétera.

La segunda vez que el conserje te trajo de nuevo para casa, papá y yo decidimos ir al Ministerio de Educación a exponer el tema y a preguntar que dónde estaba la integración de la que tanto hablaban. La solución que nos dieron era crear un aula de apoyo en la que tú estuvieras media hora, o una, no recuerdo bien, ha pasado tanto tiempo... y después pasar a la clase normal.

Yo me cansé de llevarte a una hora al colegio, y al día siguiente cambiaban el horario y problemas uno tras otro, lo que querían era que tirara la toalla y me rindiera ante la primera de cambio. Pero tú sabes que no me rindo tan fácilmente, y por ti, como si tenía que andar todo el día en la calle.

Tanto papá como yo hemos luchado todo lo habido y por haber para que dentro de las limitaciones... no tuyas, sino las que la sociedad nos pretendía poner, no lo consiguieran al menos fácilmente, y así, Tono, comenzaste tu integración parcial.

Ibas al colegio, a la piscina, a kárate, a manualidades, a música y teatro, a atletismo, no quedó nada a lo que no te apuntáramos. Con el tiempo fuiste a Special Olympics dos veces, la primera en el año 1992 en la modalidad de natación, y en el año 2000 volviste a participar en los juegos, esta vez en la modalidad atletismo. En ambas ocasiones trajiste medalla de participación, y aunque no ganaste oro ni plata, la de participación sabes que es muy importante, porque quiere decir que has estado y según tus posibilidades has trabajado como los demás y por eso nos sentimos orgullosos de ti.

En todas las actividades mencionadas también hubo de todo, alegrías, compañerismo, pero también me di cuenta de que siempre había alguien que se extrañaba de que Tono participara en según qué eventos; en una ocasión, una madre me dijo: “¡Ah!, Tono también viene...”. “Por supuesto, igual que tu hijo”, le conteste. Qué triste es que entre los mismos padres haya ese atisbo de marginación.

Tono, como veía que sus primos hacían la comunión, me dijo que él también la quería hacer. Su padre y yo habíamos pensado que cuando él comprendiera más las cosas si la quería hacer siempre estaba a tiempo, pero él me dijo una noche: “¿Mamá, y yo cuando hago la comunión?”. Le respondí: “¿Tú la quieres hacer?”, y me dijo sí, “pues si ése es tu deseo, la harás”.

La sorpresa vino cuando me enteré de que el párroco de la parroquia a la que pertenecíamos no estaba por la labor, ya que decía que estos niños al no saber leer no podían aprender el catecismo y por lo tanto no había comunión.

Cuando otro sacerdote, de otra parroquia vecina, y que era un sacerdote de verdad, por su humanidad, por su empatía y tantas virtudes que poseía me dijo: “Estos niños son ángeles, son los más puros e inocentes, en ellos no hay maldad, no necesitan saber el catecismo para comulgar y yo os digo que para Tono celebraremos su primera comunión en la ermita de La Luz.

Para ti fue un día muy especial y nos emocionaste a todos, porque cuando Gumersindo, que así se llamaba el sacerdote (ya fallecido), te dio la comunión, a ti se te llenaron los ojos de lágrimas y el sacerdote conmovido por tu emoción nos dijo: “Que no me diga nadie que Tono no merecía la comunión, con sus lágrimas ya nos demuestra todo”.

Por tantas alegrías que nos das, por tantas bocas que has cerrado a quienes no confiaban en ti, porque eres lo más bueno y alegre que hay, porque has avanzado a pasos agigantados, porque eres muy aplicado con Meri, tu profesora particular, porque eres disciplinado y no te pierdes la natación por nada, también vas muy contento al CAI con tus compañeros, por tanto como disfrutas y nos haces disfrutar a todos con la percusión, algo que te apasiona, y por tantas cosas más que sería muy largo de enumerar... Te queremos y sabes que tanto para papá como para mí eres el motor de nuestra vida y lo que pretendemos es hacerte la misma lo más feliz posible.

Sentimos que no tengas amigos, ni llegues a vivir en pareja o sin ella, pero valiéndote por ti mismo, tener niñas como a ti te gustaría, también sentimos mucho que cuando nosotros ya no estemos te vas a quedar solo, pero eso es algo que no podemos cambiar, ojalá se pudiera...

El mejor regalo que te podemos hacer es dejar las cosas arregladas para que el día de mañana tengas tus necesidades cubiertas y puedas llevar una vida digna y con todos los derechos que como persona te corresponden.

Pero mientras tanto, celebraremos esos 43 años como se merece y esperamos poder celebrar contigo muchos más.

Papá y yo te deseamos muchas Felicidades y que sigas cumpliendo muchos más así de guapo.

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