El boceto
"Los dibujos de Utzon son sencillos hasta el punto de ser esquemáticos", comentó el destacado miembro del jurado Eero Saarinen. "Sin embargo, estamos convencidos que presentan un concepto para una ópera que es capaz de convertirse en uno de los edificios más extraordinarios del mundo".
El proyecto ganador del concurso internacional para la ópera de Sidney fue anunciado el 30 de enero de 1957, resultando vencedor el presentado por el danés Jorn Utzon. En principio todo estaba en contra para él, al ser un arquitecto joven de tan solo 38 años, poco conocido incluso en su país y que, además, no presentaba un trabajo completo, sino un conjunto de cuadernos con bocetos y dibujos a mano. Hoy, décadas después, y a pesar de su polémica construcción, sigue siendo el edificio más emblemático de Australia y uno de los más reconocidos del mundo.
En el trazo del boceto arquitectónico se concentra la pericia, el talento y la creatividad de la persona autora. Es un ejercicio de arte y ciencia sobre el papel. Coexisten en esas líneas el consciente y subconsciente; la cultura, el saber y la técnica de quien lo realiza. Son la semilla de un proyecto de arquitectura a desarrollar, o no, de un futuro edificado. En él se puede condensar, en coherencia a la calidad, capacidad y honradez de su dibujante, gran cantidad de información sobre la relación con el entorno, su orientación, cultura, estructura, construcción, función, simbología, composición... Es importante. Mucho. Y llega tras una intensa preparación tanto profesional, como de análisis y estudio del caso concreto. Lo bien hecho supone trabajo, dedicación y tiempo en la dirección acertada. Es todo lo contrario a un dibujo aleatorio o garabato sin mérito. Es la potencia a desarrollar, el punto de partida de una buena obra.
El gran Alejandro de la Sota nos ha regalado grandísimos bocetos cargados de creatividad, intención e inteligencia. Uno de los que más sorprenden es el del Gimnasio Maravillas, ese proyecto genial que a día de hoy sigue maravillando a tantas generaciones. En sus rápidos y esquemáticos trazos resuelve el programa que le encomiendan y, de paso, lo enriquece de manera inteligente con más cosas. ¿Para qué hacer sólo un gimnasio en un solar de fuerte desnivel, si además puede aumentar la superficie de juegos sobre su propia cubierta para el colegio donde se construye, o aprovechar la estructura de cerchas para incorporar aulas en ellas? Y debajo de todo eso construido, el gimnasio. Más con menos. La genialidad de un maestro. La sencillez dibujada.
"El arquitecto no diseña, proyecta", afirmaba Louis Kahn. Y eso es lo que hacen las personas formadas y dedicadas a la arquitectura: proyectar. Para eso se preparan y de ello viven. Lo paradójico es que el boceto de arquitectura, siendo una parte tan importante del proyecto, no siempre es valorado como merece. En sus trazos hay años de preparación y saber concentrado en unas sencillas líneas llenas de pericia, ingenio y valor.
"Para ser valorado hay que empezar por valorarse; y darse cuenta de algo tan elemental, fundamental."
La buena arquitectura no solo optimiza la imprescindible inversión a realizar, sino que le añade un plus de calidad y valor a un coste similar. Un servicio de arquitectura profesional debería ser visto siempre como una inversión y no como un gasto. De ahí la gran importancia tanto de la calidad del proyecto como de quien lo realiza. De ello depende el buen fin de una obra y la optimización de los recursos. Si hay una parte del proceso constructivo vital, el proyecto es lo principal, siendo los bocetos su origen.
Confiar en el trabajo y profesionalidad de las personas es la única manera de alcanzar, tanto en el campo de la arquitectura como en otros, "la excelencia, ese mejor posible imprescindible". Y recordar que en el origen la actitud determina la altitud, hará que lo valoremos.
Miguel Bretón Fernández
Avilés
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