Acojámoslos
El mundo gira y todos dentro de él. La gente cambia y la ilusión también. Y los colores que tiene un nuevo día son diferentes según vivas tu vida. Así decía una bella canción de Juan Pardo.
Este mundo no es nuestro. Tampoco lo fue de los anteriores que ya no están. Ni lo será de los que vendrán mucho después. ¿Por qué entonces vivimos como si nos perteneciera tierras y países? El lugar donde nuestra madre nos parió solo fue cuestión del azar de la vida, pudimos haber nacido en cualquier otro lugar no tan acomodado.
Cómo dice la canción, el mundo gira, sigue su rumbo, las gentes cambian y las ilusiones también. ¿Por qué seguimos creyéndonos con el derecho de privar a otros de disfrutar de nuestro mismo bienestar? Siempre que vengan con respeto y dispuestos a integrarse en una sociedad que necesita juventud. No es que sobremos viejos, los viejos no sobran, se mueren ineludiblemente.
Quienes tenemos hijos por otros países trabajando y siendo acogidos con cariño, sentimos verdadera pena por las gentes (sobre todo mayores, que les quedan dos telediarios en este mundo) y se muestran racistas, xenófobos y fanáticos intransigentes con quienes huyen de la guerra, de la miseria y que vienen a pedirnos acogida en nuestro privilegiado mundo.
Sé que las migraciones del tipo que sean, si se presienten (como es el caso) en cantidades elevadas por la inseguridad del Oriente Medio y de toda África, que incluso pudieran ser un problema para ellos mismos y todos los europeos, tienen que ser estudiadas y tratadas con urgencia. No sé si un "Plan Marshall" o algo parecido sería la solución ineludible que ningún país de Europa ha puesto sobre la mesa.
Si no invertimos en sus países de origen, si no tratamos de solucionarles sus conflictos variados, si no nos disponemos a que esas gentes puedan desarrollarse un futuro en paz allí donde seguro desean todos, donde están sus raíces, tendremos que acogerlos a todos aquí con el quebradero de cabeza para nosotros y para todos ellos.
Los viejos que no se quejen tanto, solo es cuestión de poquito tiempo el estar preocupados por el terruño, pasaremos a formar parte de él enseguida.
José Viñas García
Villamiana, Oviedo
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