El barrio, sin Armando
Querido Armando:
Como en el viejo poema de Machado, “hoy llueve melancólicamente en el corazón de tu familia, de tus amigos, y del barrio”. No es la “tarde parda y fría” de Machado, es una mañana limpia y pura, pero tú ya no estás. Y es que el tiempo también puede con la buena gente, como eras tú. Y en estos últimos meses sabíamos que andabas un poco mal, pero no esperábamos este desenlace tan rápido e imprevisto. Las circunstancias han hecho que la “cuadrilla” estuviera de vacaciones, y no nos hemos visto con la frecuencia habitual.
La “cuadrilla” de amigos: René, Ramón, Antonio, Manolo Arregui, Jesús y yo, tenemos contigo una deuda impagable. Y como pasa con las deudas impagables, como no la podemos pagar, no nos queda más que reconocerla. No olvidamos tu inteligencia, tu noble naturaleza, tu elegancia, que filtraba esa bondad natural que acompaña a los García Vallaure, transformando la convivencia en un humor bondadoso y tranquilo. Jamás te oímos una maldad ni observamos en ti un mal gesto. Sin palabras nos has dado muchas lecciones de bonhomía.
Me gustaría pedirte, Armando, que no te olvides de nosotros, ni de la pequeña geografía de San Francisco, que tantas veces recorriste, donde te encontraste con la gente, y que aún conserva ese estilo cordial que hace vividero este rincón de Oviedo. Desde el cielo, tienes que influir para que la gracia de Dios se abra paso entre tus amigos y conocidos del barrio, de modo que la fe no se quede en un sueño del pasado.
Ya sabes que todo amigo que se va deja un hueco grande en el alma, que ninguno volverá a ocupar. Pero también sabes, que aunque no estés, ninguno de nosotros olvidará tus panecillos calientes de amistad verdadera. Querido Armando amable. Más allá, y más acá, el misterio, el silencio y, siempre, el Amor. Me despido con unas palabras del poeta, Luis Rosales, que escribí cuando murió Paula, tu hija: “Lo que has amado es lo que te sostiene. Lo que has amado, esa será tu herencia. Y nada más”. Tu herencia está con nosotros, lo escrito es la deuda de la “cuadrilla” contigo.
Manuel Robles
Párroco de Tazones
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