El maná cayó en Castropol
Dicen que se trata de un potente empresario inversor. Dicen que tiene negocios por España y Europa. Dicen, dicen. Pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es que se dedica a adquirir edificios y mansiones regias para su rehabilitación por la zona astur-galaica. El maná nos cayó en Castropol con la recuperación en Figueras y en Barres de los dos más nobles edificios adquiridos por ese empresario: El Palacio de Trenor, en Figueras, con su torre del s. XVI, y Las Torres de Donlebún, en Barres, de comienzos del s. XVIII. Ambos históricos edificios son, sin duda, la justificación de que el maná nos cayó en Castropol.
Debemos de tener en cuenta que a esos dos nobles palacios, habremos de añadirles los dos chalets indianos, de estilo gaudiano, de principios del s. XX (dedicados a hotel), en Figueras, rehabilitados hace años. A escasos cien metros de esos palacetes, a los pies del Palacio de Trenor, una explanada amplia y nivelada, con hermosas vistas a la ría. El moderno puerto deportivo lleno de embarcaciones de recreo. Conviviendo la industria con la naturaleza que, entiendo, siempre deben respetarse y nunca debieran estar reñidas entre sí. Porque, entre otras razones, el ser humano necesita comer para vivir.
En la zona del puerto, en Figueras, se nota que se están recuperando los aromas culinarios perdidos antaño. Creo que ha lugar a que se pongan ya a funcionar unos cuantos negocios de restauración más que, sumados a los cuatro actuales, harían del muelle de Figueras uno de los lugares más encantadores y apetecibles en el Occidente de Asturias, para disfrutar de sus maravillosos días al abrigo de los tiempos del noroeste y del nordeste. Gozando del sol durante todo el día (cuando lo hay, claro), al tiempo que nos extasiamos en la hermosa alfombra que es la Ría del Eo, a su lado. Y si esto fuese poco, El Tesón, haciendo de extensa y hermosa playa en las bajamares. Y Castropol, histórico y reluciente al frente que, además del Palacio de Santa Cruz de Marcenado (s. XVII), nos ofrece orgulloso su vetusto y hermoso Casino de principios del siglo pasado, que contempla a través de su bello parque, con su soberbia estatua dedicada al marino Villamil, a la coqueta capilla del siglo XV que es Santa María del Campo. En fin, un conjunto provisto de un auténtico lujo histórico del que muy pocos ayuntamientos disponen en su patrimonio. Vengan aquí. Acérquense a Castropol a contemplar sus cinco destacadas maravillas arquitectónicas y verán que, efectivamente, el maná cayó en Castropol y encima, por si fuera poco, sus ciudadanos tenemos el derecho a compartirlo y disfrutarlo con todos los que nos visitan.
Antonio Valle Suárez
Castropol
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