No es lo mismo ser crítico que criticón
Sólo los que alaban engañan, los que dicen su parecer sin insultar y dañar jamás falsean la realidad, pueden estar confundidos y errados, pero jamás esconden sus opiniones para que puedan ser controvertidas y así aprender de los demás rectificando sin fuera preciso.
Muchos confunden términos y consideran al crítico un criticón, cuando la realidad es bien diferente. La crítica busca cambiar o mejorar puntos de vista de cualquier situación: interpretan el mensaje. Muchos escriben criticando al crítico, cuando el crítico, solo persigue la verdad ¡Claro que la de uno mismo! Nadie puede hablar por el resto. Mientras el criticón, lo único que persigue es desmerecer y matar al mensajero.
Pueden dividir en los apartados que quieran a los criticones, pueden diferenciar críticas constructivas de las destructivas, a mí me gusta ser crítico, jamás criticón. El mundo evoluciona gracias a los inconformistas. Solo se es inconformista siendo crítico con la realidad, teniendo inquietudes, no quedándose estancado y simple espectador de un escenario del cual nosotros podemos ser partícipes en cada función. La crítica dañina, la que desmerece a la persona, es la que se hace por atrás y a espaldas. Cuando se dicen las cosas a la cara, cuando se opina sin intención de juzgar al mensajero, si no al mensaje cuando afecta al resto de ciudadanos, eso, no es ser criticón, es ser crítico.
Leía un párrafo por Gloria Gaitán que decía algo así: "los más oportunistas hablan el lenguaje que arrulla los oídos del mandatario y sólo le rinden pleitesía, porque saben que de esa manera logran un lugar cercano al poderoso, este termina por creer que nunca se equivoca". Esto viene al caso porque alguno que llama criticones a los críticos, decía: "En vez de criticar a los que llegan a sus cimas, deberías de admirarlos. Olvida tu ego y empieza a escalar. La crítica es maltrato, es violar los derechos de los demás, es agresividad verbal". Curioso, verdad. Señor: la crítica por la espalda, la que se hace para rebajar y dañar, sobre todo la que cuenta mentiras, en efecto, eso es maltrato hacia los demás y hacia uno mismo. Pero el ser críticos es necesario para que las personas, las administraciones y el poder, incluidos esos que alcanzaron la cima no se piensen que todo lo hacen bien, ya que de lameculos está lleno a su alrededor.
Débil es quien no se atreve a denunciar, a opinar sobre temas que algunos caraduras se apropian cuando repercuten en el bienestar de todos los demás. ¡Claro que a nadie le gusta ser criticado! Pero cuando te hacen una crítica argumentada con educación y respeto, esa opinión te hace crecer y mejorar. De los que jamás se aprende y confunden, es de los palmeros, los “frotasolapas”, que siempre nos darán al oído lo que nos gusta escuchar: alabanzas. Estos últimos, siempre defenderán la voz de su amo, hablarán por él, sin darse cuenta que forman parte del conservadurismo y el estancamiento del mundo. Por ellos, el mundo no hubiera avanzado.
El elogio es más dañino que la crítica. La crítica ayuda a ser fuerte, cambiar y mejorar. El elogio, nos gusta a todos, pero nos estanca y hace débiles.
Es más costoso, hace más enemigos la critica que el elogio. La crítica busca el beneficio de todos, el halago solo el propio. Por eso, dejen de criticar al crítico y sigan babeando halagos para seguir beneficiándose de su arribismo personal.
"La mejor crítica es la que no responde a la voluntad de ofensa, sino a la libertad de juicio" (Sánchez Dragó).
José Viñas García
Villamiana, Oviedo
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