El HUCA y la policía local de Oviedo
En las últimas semanas, raro es que no se publique en este periódico alguna noticia referente a la Policía Local de Oviedo y, últimamente, también respecto a la seguridad en el HUCA.
Respecto del primero de los asuntos, ya el pasado día 12 del presente mes de julio, se publicó en ese periódico que “La escuela asturiana de policías locales son campo de batalla y sindical”, el pasado día 15 que “jefes y mandos de policías locales llevan a la Fiscalía las prácticas de la escuela oficial” o también el día 21 se publicó que “el Ayuntamiento da el primer paso para “reorganizar” su policía”. El caso de la policía local, antes denominados municipales, es un asunto digno de estudio y análisis. Salvando la generalidad de los miembros que se dedicarán lo más honradamente posible a su profesión sí es conocido en otros círculos policiales como la Guardia Civil o la Policía Nacional –los cuales tendrán también su cuota de “garbanzos negros” – la poca profesionalidad, chulería ante el ciudadano y abusos de todo tipo por parte de la Policía Local, ya no sólo en Oviedo sino en otras muchas ciudades, además de su presunta e intrínseca corrupción como lo demuestra el hecho de la destitución del hasta hace poco jefe de dicho cuerpo en Oviedo por parte del Alcalde, y que yo aplaudo, y que al parecer fue origen de fricciones en el tripartito que gobierna Oviedo. Por ello digo que esa escuela de formación de policías locales requeriría ser analizada a fondo por personal cualificado y, si es necesario, venido de fuera de Asturias para una mayor imparcialidad porque los “maestros” –quizá discípulos del ex jefe policial local condenado o de su delfín y recientemente apartado del cargo por lo ya expuesto– parecen buscar siempre el mismo perfil autoritario, sin estudios, maleducado, prepotente y que tantos incidentes provocan contra la ciudadanía que les paga su sueldo; todo ello por no mencionar casos de localidades veraniegas como Ribadesella, Cangas de Onís, etc., donde directamente ponen a personal sin mérito alguno para llevar un arma y pretender ser agente de la autoridad. Y esto que digo lo conozco primero, porque lo conozco por mi profesión de abogado, y a través de conversaciones informales con esos otros cuerpos policiales, así como porque sufrí en carne propia, el 19 de agosto de 2014, torturas físicas, morales, lesiones, etc. por parte de cuatro policías locales de Oviedo precisamente en la Unidad de Detenidos del Área de Urgencias del HUCA y que sistemáticamente la autoridad judicial y la Fiscalía han defendido sin sentido alguno, pero que el tiempo acreditará la realidad material de lo sucedido con todas las consecuencias que conlleve pues no en vano existe una querella criminal formulada y admitida por mi parte y que siempre se ha soslayado.
De ahí que respecto de la seguridad en el HUCA no me extraña en absoluto que no exista control de seguridad alguno a la vista de lo que me ocurrió en la noche del caso reseñado de las torturas, donde dispongo de los datos de tres guardias de seguridad del HUCA y gritando a voz en grito ayuda, no apareció por allí, si se me permite, “ni el tato”. También he solicitado desde cuándo existen cámaras de vigilancia, y éstas se instalaron el año pasado cuando todo un hospital de referencia debería tener ya al inaugurarse este hospital instaladas este tipo de medidas de control disuasorias y probatorias tanto para enfermos como para gente que acude a visitar a éstos o el personal sanitario, porque quizá de esa manera se hubieran evitado las torturas sufridas por mí, y a saber por cuánta más gente pues saben que actúan con absoluta impunidad. Pero si se colocan cámaras disuasorias y nadie las observa, mal vamos, aunque quizá graben las imágenes de forma que se pudieran recopilar en cualquier tipo de incidente. Y me refiero igualmente al caso de la mujer que expuso los hechos ocurridos en maternidad donde expone su caso en concreto y que no es ni de lejos, al parecer, el único y como forma de llamada de atención ciudadana a los cargos públicos que pagamos todos para a ver si de una vez se hacen las cosas bien, cosas que tampoco deben ser instauradas por genios, sino que son de puro sentido común.
Manuel Javier López García, abogado
Oviedo
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