El (in)creíble entrenador del Real Oviedo
Escribo esta opinión antes del partido de Córdoba para que el resultado si es negativo, no influya, y se me tache de ventajista. Mi apreciación futbolera va más allá del resultado, es la imagen cómo equipo bien trabajado que en toda la temporada pasada no logré ni imaginar.
"Ya me conocéis, cuando la cosa va bien cambios poquitos", su frase. El Lobo Carrasco las frases las rebuscaba y las hacia grandilocuentes pero inapropiadas para lo que el aficionado veía sobre el campo. Fernando Hierro era simplón y ramplón en la locución, incapaz de generar esperanza de nada. Y ahora le tenemos a usted que es de frases arrugadas, cargadas de tópicos y típicas sin que seamos incapaces de digerirlas con un sentido práctico. Ninguno de los tres debiera entrenar jamás a un equipo con aspiraciones de estar entre los mejores. De los tres, usted es el que causa mejores sensaciones de afecto y cariño entre la gente asturiana, es campechano, trabajador y anima a estar junto a usted en los retos que a mi entender le caen altos, sin que eso signifique que trato de disminuir su trabajo inmenso (el respeto como persona por delante). Yo no le despediría jamás, le colocaría en una parcela adecuada, que podría ser un cargo tipo Casas en el Real Oviedo o Fernández (el negro) en el Sporting en las categorías inferiores. Todos recordamos con nostalgia y cariño a ambos por su saber y dedicación. Veían montones de partidos cada semana de todos los equipos de Asturias y fuera de ella si fuera preciso (minutos) no les hacía falta todo el partido para saber si ese niño o adolescente sería jugador de futuro para ese Real Oviedo o Sporting de Gijón.
Dice: "Cuándo las cosas van bien". El problema del Real Oviedo ya no es cosa del entrenador es del equipo director. Un Real Oviedo en segunda "B" o segunda "A" siempre estará balanceándose entre los elegidos en lo alto de la clasificación. El problema reside en saber cortar a tiempo y que no nos ocurra lo de siempre: con Lobo, Hierro y con usted la temporada pasada, que les cuesta enlazar tres partidos seguidos con victoria y luego recurren al tópico de mala suerte, jugamos bien, el contrario no mereció los puntos, tenemos que correr más, etc. Ustedes deben saber transmitir a su plantel que, para estar arriba, no cabe dejar el resultado al azar de la suerte: hay que pelear cada punto en el campo y la pizarra. La pelea de la que hablo no es comerse al contrario (que también) es coordinar y organizar un sistema capaz de desbordar las defensas contrarias. Presionar y robar el balón sin andar por el campo mareado detrás del balón y de los contrarios. Es fútbol con mayúsculas. Solo los mejores triunfan.
No vamos hablar de tácticas, técnicas, estrategias o preparación física, en este caso vamos más allá, se trata de trasmitir al espectador todo lo anterior en divertimiento, espectáculo y sensaciones de que, aunque no se gane, el equipo se le ve y percibe con director técnico que sabe lo que trae entre manos.
Lo siento, señor Anquela, usted no trasmite esta sensación. ¡Ya no valen tópicos y disculpas! Con Joselu y el resto de fichajes usted tiene una plantilla para estar arriba, cuando digo arriba, no es balanceándose entre el quinto y el octavo, sino, el primero o segundo. Y cuando pasen siete u ocho partidos, si no está ahí, debe dejar a otro que intente subir ese escalón, ese grado de calidad superior necesario para estar donde este querido Real Oviedo queremos que esté. Todo eso, antes de que sea tarde y no nos ocurra como siempre, las dudas de que podemos estar, pero que no estaremos.
José Viñas García
Villamiana, Oviedo
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