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Franco entonces y Franco ahora

27 de Agosto del 2018 - José Luis Álvarez Lauret (Gijón)

Por fin, el señor Sánchez y su gobierno de señoras y señores ministros, muy progres todas y todos, según parece, acaban de aprobar un Real Decreto reformando en parte la Ley de Memoria Histórica y dando paso a llevar a cabo la exhumación de los restos mortales del general Franco de su actual tumba en el Valle de los Caídos, para que sea la familia quién disponga a donde desea depositarlos definitivamente.

Yo que creo no tener nada que agradecer a quienes ganaron la guerra, ya que en ella perdí a mi padre teniendo yo entonces año y medio de edad, y sufriendo luego las consecuencias de una posguerra llena de dificultades sin ayuda oficial de ningún tipo, nunca pensé que a mis casi ochenta y dos años (me falta solo un mes para cumplirlos) iba a ver que después de que a la muerte del dictador y con la llegada de la democracia, los que de verdad se habían visto involucrados en aquel nefasto conflicto bélico entre hermanos o ciudadanos de una misma raza, país y costumbres, habían sido capaces de dejar a un lado rencores, intereses y tendencias ideológicas para que, pensando en el futuro, los españoles fuésemos capaces de empezar a caminar juntos tirando del carro de nuestra España todos en la misma dirección de paz y de progreso en democracia y libertad, resulte que ahora, cuarenta y dos años más tarde, volvamos casi a pretender abrir viejas cicatrices que ya se suponían curadas y olvidadas. Franco fue entonces, no es ahora.

¿Si el Valle de los Caídos lo construyó el régimen de Franco, y si allí se supone, que quienes están enterrados en su mayoría son los caídos del llamado bando nacional, qué puede importarles a quienes con razón nos recuerdan a todas horas que aún hoy siguen teniendo a sus caídos enterrados en fosas comunes en montes y cunetas? ¿Lo prioritario no sería recuperar los restos de sus familiares? El dictador, si nos hizo daño, nos lo hizo en vida, ahora que está enterrado y con una buena losa encima, ¿a quién molesta?

Con todos los problemas que en la actualidad tiene este país no se puede entender que se pierda el tiempo y se gaste un solo euro del dinero público en algo que no va a solucionar nada. No creo que una vez sacados los restos de Franco de donde ahora están, las cosas vayan a cambiar para bien en nuestro país: ¿Se solucionara el problema que nos plantean los separatistas catalanes? ¿Devolverá alguien la vida a las personas asesinadas por los fanáticos etarras? ¿Empezaremos a tener una tasa de empleo capaz de evitar que nuestros jóvenes se vean obligados a emigrar? ¿Tendremos una sanidad pública libre de listas de espera? ¿Nuestro sistema público de pensiones dejará de tener déficit de caja y podrá actualizar las pensiones cada año conforme al IPC, además de mejorar las pensiones mínimas a niveles dignos de subsistencia? ¿Seremos capaces de evitar que ciertos españoles se vean obligados a practicar la mendicidad o la prostitución por falta de un medio que les permita vivir de su esfuerzo y trabajo digno? ¿Evitaremos los desahucios que dejan a familias en la calle por falta de medios para poder pagar los alquileres o las letras de sus viviendas? Yo creo que nada de lo que acabo de mencionar se va a arreglar y que seguiremos, sino igual, quizás peor. No quisiera herir sensibilidades, pero en mi opinión, nada empeora más las cosas en política que el fanatismo y la puesta en práctica del rencor y el revanchismo, que solo llevan al desencuentro y en definitiva al desastre. Hagamos las cosas bien, busquemos consenso para solucionar los problemas básicos de este país, que son muchos y merecen la máxima atención, y vayamos olvidándonos de cosas del pasado que nada arreglan. Si tiramos del hilo de esa madeja llegaremos a la época de Viriato y estoy seguro de que aún no nos pondríamos de acuerdo.

José Luis Álvarez Lauret

Gijón

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