Cenera solo existe en septiembre
Si hoy Víctor Manuel pusiese sus ojos en el Valle de Cuna y Cenera tendría que reescribir su idílica canción de "La romería" y allí donde los mozos subían con los corderos al hombro, los mozos de 2018 tendrían que subir a lomos de los corderos; la famosa carretera está impracticable para la circulación a pie.
En las mejores zonas puedes pasar bien, sólo te ortigas un poco si vas de canto y no eres muy grueso; en el resto, la maleza se ha comido literalmente la acera y transitar por ella queda sólo para los valientes; la mejor opción, en ese caso, es tirarse al asfalto y encomendarse a San Cosme y San Damián para que en una de las curvas no te atropelle un coche.
Como en mi familia somos muy valientes, o más bien muy osados, nos pareció una buena opción de domingo en familia (con dos niños de 8 meses y 3 años) ir a Mieres en tren desde Oviedo para subir dando un idílico paseo hasta Cenera a ver a los abuelitos.
Queda muy guapo el Asturias paraíso natural o el Mieres para vivir, marca de la casa, que se vende en las vallas publicitarias o en los anuncios de televisión; el llenarse la boca en comentar que el valle es el pulmón verde de Mieres. Queda también muy guapa la palabrería de fomentar el turismo rural, darle el valor que merecen a las zonas verdes, incrementar la cultura del turismo activo, el fomento del transporte público o reducir los desplazamientos con vehículos de combustión respetando el medio ambiente, pero al final, se vende humo.
¿Cómo vamos a transmitir a nuestros hijos el valor de cuidar el entorno, si tienen que verlo desde el cristal del coche? ¿Cómo vamos a fomentar el turismo rural y el acercamiento del entorno urbano al rural, si desde Mieres y en pleno verano no se puede subir al valle dando un paseo a tomar una botellina de sidra o simplemente a respirar aire puro? ¿Qué turismo rural queremos exportar y pretendemos que comience a ser parte del motor de nuestra economía? El de venga a visitarnos, pero no olvide el coche, moverse sin él, es imposible.
En unos días, presumiblemente, la acera quedará libre de maleza, llega la fiesta de los mártires y es necesario hacer el lavado de cara anual, pero habiendo resistido lo guapo de los meses de verano sin posibilidad de paso, ahora en septiembre ya no hace falta; pueden ahorrarlo para si un año de estos, se convierte en pueblo ejemplar y lo dejan muy guapo para cuando llegue la prensa y autoridades.
Lo que no deberían olvidar es que en el valle pagan sus impuestos todos los meses, no sólo en septiembre.
Mar Gómez Suárez
Mieres
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