No silbemos a Miguel y a Prieto
Esta carta va dirigida al sector de la afición del Real Oviedo que cada domingo se ensaña con los jugadores de la plantilla Mario Prieto y especialmente Miguel. Respetando al máximo su opinión y como compañero de grada y sobretodo de sentimiento, les pido que dejen de silbar a los citados jugadores cada vez que el entrenador Pichi Lucas decide darles entrada al terreno de juego, ya que en la altura de la película en que nos encontramos, cualquier síntoma de división entre la masa de seguidores azules puede derivar en desconfianza en nuestros jugadores y dar al traste con nuestras opciones de ascenso a segunda. De todos es conocido que Mario Prieto es un jugador fuera de forma, que sale a tarjeta por partido y apenas aporta un tercio de lo que un jugador de su experiencia debería aportar, pero su oviedismo le ha llevado a dar la cara en momentos difíciles, como cuando se enfrentó a Carrasco en aquella negra tarde de Caravaca o convirtiéndose en pieza fundamental del ascenso en la eliminatoria ante el Mallorca B, por no hablar de sus numerosos viajes con Brigadas Azules para apoyar a su equipo durante los años 90. En el caso de Miguel, su pasado sportinguista ha sidouna mochila en su espalda desde que aterrizó en el conjunto de la capital del Principado. Sus continuas faltas, lesiones, expulsiones y una odiosa comparación con el ídolo del Tartiere Diego Cervero, le han convertido en el centro de las iras del oviedismo. Sin embargo el de Llanera lejos de haber tenido un gesto malo hacia la grada, ha permanecido callado y en los últimos partidos se ha convertido en una bala que el entrenador guarda en la recámara, saliendo en los últimos minutos para, gracias a su corpulencia, forzar penaltys o faltas peligrosas, que a la postre nos han permitido sumar puntos fundamentales para enfocar la recta final de la presente temporada con serias aspiraciones de alcanzar el liderato del grupo. Que quede claro que no os pido una ovación cada vez que Miguel o Mario salgan al campo, simplemente un respeto y, si cabe, indiferencia. Estoy convencido de que si estamos unidos y apoyamos a muerte a todos y cada uno de nuestros jugadores, habrá comenzado la cuenta atrás para nuestro regreso a primera. Gracias a todos, hala Oviedo y recordad: ¡Juntos podemos!
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