La ética de la FSA
La negativa del concejal y primer teniente de alcalde praviano, el socialista Diego Cuervo, a abandonar voluntariamente sus cargos en el Ayuntamiento tras haber sufrido hace un año un accidente de tráfico, en el que perdía la vida un vecino de la villa y en el que el político habría triplicado la tasa de alcoholemia, abre nuevamente el debate sobre la aplicación que del código ético y de buenas prácticas hacen los partidos políticos, todos en general.
En este caso llama poderosamente la atención la total indiferencia y el pasotismo que el secretario general de la FSA, Adrián Barbón, le ha venido prestando a este grave asunto en el seno de la Corporación praviana, puesto que el caso está dañando considerablemente la imagen del partido, tanto a nivel local como regional.
Y es que la mayoría de los ciudadanos no entiende, no entendemos, cómo hechos de menos gravedad, como lo fue en su día el accidente protagonizado en el 2010 por el alcalde de Siero, el también socialista Juan José Corrales, quien después de una noche de Comadres tuvo un aparatoso accidente en una de las rotondas de la villa, habiendo triplicado también la tasa de alcohol en el control que se practicó. Corrales, sin haber causado ningún muerto, reconoció públicamente su error, presentó su dimisión como alcalde y pidió perdón a todos sus ciudadanos. El entonces secretario general de la FSA, Javier Fernández, calificó lo sucedido “de muy grave, por la ejemplaridad que siempre corresponde tener a los cargos públicos”.
Los ciudadanos de Pravia, los de todos los signos políticos, no nos merecemos que la FSA continúe sin dar la cara, sin querer pronunciarse sobre un tema de tanta gravedad, un tema que pone en entredicho los principales valores de nuestro sistema democrático, como son la ética y la moral ejemplarizantes de aquellos políticos que nos gobiernan.
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