Sr. Viñas, un poco de respeto
Habiendo sido propietario de una mascota durante muchos años, puedo comprender que a una persona no le gusten los perros, los gatos, los pájaros o cualquier otro animal susceptible de ejercer como compañía de una persona.
Puedo entender que al Sr. Viñas le indigne la escasa urbanidad de los poseedores de ciertos perros que no cumplen con las obligaciones mínimas establecidas en las ordenanzas: recoger los excrementos, soltarlos solo en las zonas habilitadas y, en general, causar las menores molestias posibles al resto de ciudadanos. Yo soy el primero que creo que se debería sancionar más porque, desgraciadamente, en este país mucha gente no entiende las normas hasta que no le tocan el bolsillo.
También estoy convencido que existe demasiada permisividad con las llamadas "razas peligrosas", hay gente que los lleva sin bozal, que los deja campar a sus anchas, que no los educa o que directamente no debería tener esa clase de animales.
Pero también le digo una cosa, Sr. Viñas, no es necesario que manifieste sus ideas de una forma, si me permite la expresión, tan hiriente y grosera como su carta publicada el día 3 de septiembre en este diario, burlándose y ridiculizando a los propietarios de mascotas, utilizando expresiones como "perrito" (típica expresión que utilizan las personas que no soportan a los perros), "asquerosa saliva", "perrito baboso". Si no le gustan estos animales, me parece perfecto, pero no se exprese así, hombre. A mi no me agranda muchas cosas que hacen mis semejantes, seguramente no me agradarán las que hace Usted, pero las respeto.
Una cosa es opinar y otra es mostrar tanto nivel de aborrecimiento a unos pobres animales. Entiendo que a Usted no le guste que vivan en la ciudad pero tendrá que aguantarse porque vivimos en un país libre en el que los ciudadanos tienen derecho a convivir con una mascota que les hace compañía y les da cariño y fidelidad (cosa que hoy día muchas personas ya no hacen) y estoy convencido que la mayor parte de estos individuos viven en condiciones totalmente higiénicas y cumplen con las obligaciones establecidas en la normativa. Y por supuesto la mayoría de los perros que viven en la ciudad están más cuidados y felices que los que están en la aldea, o sea que de maltrato animal, nada de nada.
Puestos a ser tan escrupulosos con las meadas, espero que a finales de septiembre el Sr. Viñas escriba una carta criticando a los jóvenes y no tan jóvenes que llenan el Oviedo antiguo de orines y residuos varios durante las fiestas de San Mateo. A mi estos comportamientos sí me causan verdadero asco y pena pero, claro, es mas fácil echar la culpa al "perrito", ¿verdad?
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