Poo, playa contaminada, ¿la única?
Hace unas fechas leíamos que la playa de Poo, en el concejo de Llanes, había sido cerrada al baño por contaminación con aguas fecales.
Conozco bien todas las playas del oriente de Asturias y les puedo asegurar que todas aquellas en las que desemboca un arroyo de poco caudal también están contaminadas por la misma razón. Solamente hay que acercarse y observar el color de las aguas en estas corrientes fluviales y las algas que crecen en su desembocadura son índice de contaminación por abundancia de nutrientes, ya se pueden imaginar de qué origen. Cuevas del Mar, La Franca o la de Guadamía son algunos ejemplos. Pero hay más, si se acercan a la playa de La Isla, concretamente en su margen izquierda, observarán una auténtica cloaca, con su color y olor característico, que vierte directamente al mar. Con los vientos del Este, reinantes durante el verano, toda la suciedad se acumula en la bahía, dándole el color característico. Repito, todo esto no son más que algunos ejemplos. Nadie, aparentemente, controla lo que se vierte en estos arroyos y si es depurado o no. Nadie efectúa controles de calidad del agua en la desembocadura y, si se hace, sus resultados no se publican. ¿Por qué? Uffff... igual se espantan los turistas, como decía aquel espantoso alcalde en la famosa película de Spielberg, “Tiburón”. Estos resultados no se dan a conocer, no interesa, pero, claro, alguien, por motivos posiblemente ajenos a los intereses comunes, denuncia la contaminación y, por supuesto, la Administración reacciona de forma un tanto hipócrita y cierra la playa. Me recuerda el magnífico personaje del jefe de Policía en la célebre película “Casablanca” cuando frente a una denuncia ineludible entra en el garito más conocido de la ciudad, sobre todo por él mismo, y dice “¡Qué escándalo!, en este local se juega”... y va y lo cierra, como la playa de Poo.
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