Cien días de Gobierno, o ¿de qué?
El Gobierno del señor Sánchez ya cumplió sus primeros cien días instalado en el poder, y uno no puede más que acordarse y recurrir a nuestro don Ramón de Campoamor y sus famosas “Dos linternas”, por aquello de que: “nada es verdad ni mentira...”. Si uno escucha a este señor y algunos/as de sus ministros/as, ve que la linterna alumbra de un color; si uno lo compara con la realidad de lo que pasa, ve que la linterna alumbra de color totalmente distinto, y que por tanto lo que Campoamor nos dejó dicho de que: “nada es verdad ni mentira...” sigue siendo tan válido hoy como entonces.
Por la cuenta que nos tiene a los españoles, nada me gustaría más que ver que lo que este señor y su Gobierno están haciendo y pretenden hacer se pareciera siquiera a lo que a España y a los españoles nos puede interesar, pero, en mi humilde opinión, creo que es justo todo lo contrario. El anterior Gobierno nos tuvo los años que duró sometidos a recortes y limitaciones de tipo social, alegando que la situación económica que había heredado se lo exigía para poder equilibrar las cuentas públicas y cumplir con las exigencias del límite de déficit público impuesto por la UE, para evitar ser intervenidos y con ello tratar de evitarnos males aún mayores. Ahora, cuando, pasado lo peor, parecía que empezábamos un poco a ver la luz al final del túnel, al señor Sánchez y, a mi modo de ver, algún otro iluminado que lo apoyó, se les ocurrió la idea de, haciendo uso de la fórmula tan legal como poco ética de la denominada “moción de censura”, derrocar al Gobierno del PP y encaramarse él y algún otro en la Moncloa, apoyado por quienes, en mi opinión, más pretenden hundir España que verla justa y próspera. No se puede entender que mientras desde el club al que pertenecemos de pleno derecho y obligaciones, como es la UE, se nos sigue exigiendo contención en el gasto público, el nuevo Gobierno opte justo por todo lo contrario, más gasto y despilfarro que nos lleve a generar más déficit en las cuentas públicas y aumento de nuestra deuda estatal.
Si nuestro país no está generando riqueza suficiente para mantener el gasto público que ya tenía, ¿cómo se puede pretender mejorar la situación, pretendiendo gastar y despilfarrar más de lo que ya se hacía? ¿Adónde pretenden llevarnos? ¿Seguiremos los pasos de Venezuela, Argentina, Cuba y tantos otros?, o ¿qué pretenden? Algunos dan la impresión de estar persiguiendo el “Cuanto peor mejor”, cuantos más pobres y descamisados tenga el país más serán los que acepten nuestro demagógico discurso de ataque al rico y poderoso, y a favor del reparto de la inexistente riqueza, pero sí de la miseria. Ojalá me equivoque, pero creo que vamos por mal camino y, lejos de mejorar, iremos a peor.
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