¿Un país o un GPS?
Muchos de Uds. recordarán una visita de Pedro Sánchez a la Universidad de George Mason, en Washington. Era el año 2015, y cuando por fin llegó (con una hora de retraso), el embajador, el rector y los asistentes, se habían ido. Se disculpó Sánchez, culpando al GPS. El rector (español, por cierto), dejó una frase premonitoria para la historia: "Espero que Sánchez sepa gobernar un país, mejor que usar un GPS".
Me apunto a hacer dúo con el Cigala para cantarle a nuestro presidente aquello de "aunque tú me has dejado en el abandono, aunque tú has muerto todas mis ilusiones, yo, lejos de maldecirte con justo encono..." Estoy lejos del encono, pero tengo una conjuntivitis doble, fruto de permanecer quince minutos sin parpadear, leyendo y releyendo esta catarata de desatinos, que indican a las claras que el Sr. Sánchez quizás haya superado lo del GPS, pero lo que es gobernar un país...
Por buscar una excusa ¿no habrá sido un exceso de confianza el haber aceptado el Ratafía, de Quim Torra? Puede tener el famoso licor catalán efectos tan perniciosos en el proceder de nuestro presidente? Eso de aguardiente honesto, canela de Holanda, menta o marialuisa ¿no es mosqueante? A ver, sino, cómo explicamos este guirigay:
Pedro Sánchez decide acoger a los 629 migrantes del Aquarius, y el ministro de Exteriores, Borrel, dice: "No sé nada, es una decisión personal del presidente"
Afirma Marlaska, ministro de interior, aprovechando el boom del Aquarius 1, que los migrantes son bienvenidos, y retirará las concertinas. A los pocos días se niega a recibir al Aquarius 2, echa en caliente a los migrantes que llegan, y aún no quitó las concertinas.
Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, dice que "el diésel tiene los días contados". Pedro Sánchez, que hay que ponerle un impuesto al diésel, y la ministra de Industria, Reyes Maroto, "que es un globo sonda".
Maxim Huerta de cultura dimite por fraude fiscal, a los 6 días de ser elegido.
Dolores Delgado, ministra de Justicia, da la espalda a la Justicia (Llarena). A los dos días es desautorizada.
José Luis Ábalos, ministro de Fomento, intentó quitarse a los taxistas de encima, trasladando el problema a las CC AA, y lo que ha hecho es posponer el conflicto
Isabel Celaá, ministra de Educación, se ha ido desdiciendo de casi todo lo que dijo los primeros días (enseñanza concertada, jornada laboral de los profesores, etc.)
Sánchez dice que Carmen Montón "está haciendo un gran trabajo y va a seguir haciéndolo", y Montón dimite a las cuatro horas, por supuesto plagio en su master.
Margarita Robles paraliza la venta de bombas de precisión láser, a Arabia Saudí (resulta que matan), y ante el peligro de anulación del pedido de las 5 corbetas y 6.000 puestos de empleo en Avantia, hacen que dé marcha atrás. Borrell afirma que "no existe ninguna irregularidad".
Magdalena Valerio, ministra de Trabajo, irritada porque "me han colado un gol por la escuadra", con el reconocimiento en el BOE, del sindicato de trabajadoras sexuales Otras, propicia que la directora general de trabajo, Concepción Pascual, tenga que dimitir.
Anunció el PSOE que la subida de las pensiones estaría referenciada al IPC. Dice ahora, en el Pacto de Toledo, que no va a poder ser (ay, pensionistas).
Borrel, supuesto ariete contra el independentismo catalán, salió en defensa de Morenés ante Quim Torra. Hace dos días, declaró en la BBC que Cataluña es una nación, y que prefiere a los encarcelados en la calle.
J. Guirao, ministro de Cultura, ha desenterrado a Franco cinco o seis veces, en dos meses. Ahí sigue
A Carmen Calvo, comparándola con los tres personajes que la precedieron en la vicepresidencia, Fernández de la Vega, Rubalcaba y Sáenz de Santamaría, está todo dicho.
Como el glamour rojo también existe, aguerridos luchadores antifascistas, después de una semana (o dos), de torturas, lo próximo será bajar los impuestos a todos, menos a la mayoría. Y para el que no le parezca bien, el refrán recomendado a los billaristas neófitos: mucho efecto, poca bola, aprieta el culo y carambola. Pues eso.
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