El pecado original de la derecha española
El Gobierno de centro derecha francés, dirigido por Emmanuel Macron, acaba de cerrar uno de los capítulos más vergonzosos de su historia: su actuación e intervención en Argelia durante su colonización y posterior represión ante la lucha por la independencia de los argelinos. Sesenta años después, Francia ha reconocido sus excesos, su represión y su crueldad. Lo ha hecho de la mano de la viuda de una de sus víctimas, el militante comunista e independentista argelino Maurice Audin (1957). Ha pedido perdón en nombre de Francia. Lo ha hecho la derecha y nadie se ha opuesto a este reconocimiento porque todos entendieron que se trataba de una deuda histórica... se trataba de dignidad. A nadie se le ha ocurrido argumentar que ello significaba abrir las heridas del pasado.
En España el nuevo Gobierno socialista, extremadamente débil, con sus 84 diputados de una Cámara de 365, acaba de darles una bofetada política a sus antecesores (Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero), quienes disponiendo de mayorías absolutas en el Congreso no se atrevieron a dar el paso de proponer a la Cámara de Diputados la exhumación de los restos del dictador, del mal llamado "Valle de los Caídos", donde fue enterrado con todos los honores en 1975, junto a las víctimas a las que él mandó a fusilar una vez terminada la Guerra Civil española.
Si la izquierda que gobernó este país con mayorías absolutas no se atrevió a dar el paso hacia la recuperación de la dignidad, con qué cara se le puede exigir a la derecha que tampoco lo hiciera durante sus mandatos, sabiendo como sabemos del pecado original que adolece la derecha española: ser los herederos directos del franquismo. El partido Alianza Popular, creado a la muerte del dictador por Manuel Fraga Iribarne, ministro y hombre de confianza de Franco, responsable de las últimas muertes franquistas, es a su vez el alma mater del actual Partido Popular.
En ningún país que haya sufrido dictaduras fascistas durante el siglo XX (Alemania, Italia, Portugal, Chile, Argentina, Paraguay...) los partidos políticos de derechas han nacido de sus propias dictaduras, salvo en España. Éste es el pecado original de la derecha española que le impide homologarse a las derechas del resto de Europa.
El pasado día 13 de septiembre tuvieron la oportunidad de hacerlo, votando a favor de la propuesta socialista. No lo hicieron y han preferido seguir arrastrando el estigma que los coloca como los herederos directos de los 40 años de dictadura. Han paso 43 años de la muerte del genocida, tiempo más que suficiente para exorcizar sus fantasmas, especialmente el de su momia, quien, desde su nuevo destino, al parecer seguirá insistiendo a sus herederos que todo quedó "atado y bien atado".
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