Y dale con los funcionarios
¡Pero qué pecado hemos cometido! Después de terminar los estudios, entre diversiones y esparcimientos de sábados, domingos y vacaciones, cometo el delito de preparar oposiciones, sin saber, en dos años, lo que era tomar un café o una copa, salvo 15 días que me tomé de respiro para no volverme loca (15 días de 730 en que no aparqué los libros totalmente).
En el año 1992 (entré en el 91) ya se produjo la primera y definitiva congelación salarial, con subida del 2% (salvo dos años que tuvimos subida 0%) mientras que las subidas salariales en todos los convenios colectivos eran mucho más altos y con revisión salarial del IPC; mientras que en la construcción y otras empresas, además de los incrementos salariales en la nómina, se produjeron entregas de dinero en negro a los trabajadores. En las vacas gordas nadie se acordó del 2% de los funcionarios y de su bestial pérdida de poder adquisitivo durante 18 años, pero, ahora sí; que los funcionarios apechuguen con la crisis.
Si es tan maravilloso, no puedo comprender que, absolutamente todos los españoles, no hayan pasado por el facilón acceso (alguien dijo que tuvo que pasar una selección de personal de una empresa privada, vamos que es lo mismo) al empleo público.
Así mismo, recordar que hay infinidad de funcionarios que no llegan a ser mileuristas.
Por último, admitir que nuestra única ventaja es tener un empleo seguro, cosa que no sé cuanto durará pues hay entidades que ya no tienen dinero para pagar a sus empleados públicos.
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