Orgullo carbayón
Ya os había contado en una ocasión que no soy de Oviedo aunque me mudé a los tres años y todos mis recuerdos están aquí. Me cuesta un trabajo enorme, cada vez que relleno documentos, escribir la realidad de mi natalidad porque no es así como me siento. Hay gente que reniega de Oviedo, desencantada y cansada de lo mismo clama que una vez se vaya nunca va a volver... Pues bien, marchaos.
Marchaos porque hasta que no lo hagáis no sabréis lo que es volver.
He vivido en Turquía, en Madrid, en Santander y ahora vivo en Llanes. En mi primer año fuera nos esmerábamos porque alguno de los extranjeros con los que convivíamos entendiese el espíritu de nuestra ciudad, conscientes de que antes si quiera de mostrar en el mapa la zona más verde de España, debíamos hacer referencia a Fernando Alonso. En mi segundo destino conviviendo con canarios, extremeños, madrileños y valencianos explicar qué es el cachopo, o mejor dicho qué no es -un san jacobo- ocupó la mayor parte de mi tiempo. En el tercero, aunque mi estancia fue breve, no me faltaron motivos para anteponer nuestra capital a la vecina. Y en el cuarto, desde donde escribo, solo pienso en el momento de reunir lo necesario para volver a casa.
Marchaos, porque hasta que no lo hagáis no sabréis lo que es volver. No sabréis lo que es "salir de bares" y en efecto poder hacerlo, cambiando de bar en bar e incluso volviendo a casa a horas que en el resto de España no son conscientes ni que existen. No sabréis lo que es echar de menos la comida, la sidra, la ruta de los vinos, Gascona o las recetas de vuestras casas. Porque todo el mundo echa de menos la comida casera, pero nadie tiene las recetas que nosotros tenemos.
Echaréis de menos tener acceso a todo sin necesidad de medios de transporte, llegar hasta el campo de fútbol andando, no depender de horarios o averías en el metro o de problemas entre Taxi y Uber. Echaréis de menos los locales históricos, las vistas desde el Naranco -incluso con el Calatrava- y las terrazas en las calles -incluso a metro y medio- y hasta los más confiados echaréis de menos la seguridad de lo conocido.
Marchaos si necesitáis verla con buenos ojos, si necesitáis volver a enamoraros. Ahora que las grandes franquicias están buscando hueco en nuestra ciudad, ahora que veo como mis conocidos encuentran trabajo a pesar del miedo que teníamos, ahora que nuestra ciudad brilla en lo mas alto, cuanto más lejos estéis más pensaréis en volver.
Y si dudáis si volver, hay dos semanas en septiembre que os convencerán sobre todo lo anterior. ¡Feliz San Mateo, carbayones!
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