Benemérita tatuada
Hace ya unos días saltó a la luz de todas televisiones, medios de prensa y sobre todo las famosas redes sociales, que más que informar lo que suelen hacer es desinformar buscando el aplauso rápido y populista, sobre la nueva ordenanza de la Dirección de la Guardia Civil. Dicha ordenanza denominada “el buen gusto” intentaba imponer varias obligaciones para todas las personas pertenecientes a este cuerpo de seguridad del Estado, desde cómo deberían llevar el cabello los hombres, sin tintes, trenzas, orejas descubiertas, y las mujeres, peinados con laterales de la cara descubierta, prendedores y horquillas que no destaquen y que el flequillo no rebase las cejas, hasta el bigote y la barba con sus medidas específicas, pasando por las uñas, su color y longitud.
Y por fin llegamos a la normativa que tanto revuelo ha dado, los tatuajes; la verdad, a mi pobre opinión, creo que no es para tanto y voy a intentar ponerla completa para que no surjan dudas: quedan prohibidos todos los tatuajes que contengan figuras, expresiones contrarios a los valores constitucionales y virtudes militares, que atenten contra la disciplina y la imagen de la Guardia Civil y jefes del Estado, deshonra para el uniforme, incitaciones o discriminaciones de tipo sexual, racial, étnico o religioso. “Sí” quedan autorizados todos los que no entren dentro del apartado anterior y no queden a la vista durante la utilización del uniforme, masculino o femenino. La noticia está servida para que salten las personas a opinar, entre ellos el ministro del Interior, el señor Marlaska, criticándola y marcándose un aplauso mucho más que populista. Seamos sinceros una vez más, la Guardia Civil es el cuerpo del Estado más reconocido y admirado de todos los que hay hoy en día, tiene unas normas y una imagen que lleva muchos años forjándose. Yo si llevase rastas en el pelo, mi cara tatuada a lo maorí, y desease un uniforme rojo, señores, sé que no podría acceder a este cuerpo. Lo mismo que si no tuviese una titulación, no podría acceder a algunos puestos de trabajo, salvo los “másteres”, que hoy los regalan por la compra de dos barras de pan.
Señor ministro, señores responsables de dicho cuerpo, ustedes saben que muchos vehículos necesitan miles de reparaciones, así como ruedas y otras muchas cosas, que los chalecos antibalas brillan por su ausencia y un sinfín de cosas más y la equiparación salarial a otros cuerpos que todos sabemos y tenemos en mente. Vamos a solucionar las cosas importantes y como alguien dijo una vez, “nosotros, somos militares para unas cosas y funcionarios para otras muchas”.
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