Agradecimientos públicos
Los agradecimientos solo son merecedores de tal honor si son en persona y en privado. Declararlos en diferido y explayarlos de cara a los demás, solo consigue abrir un debate público de un asunto muy personal.
El agradecimiento se interpreta como una forma de corresponder a quien realizó por nosotros algo que no estaba dentro de su cometido, obligación y responsabilidad. Si alguien nos atiende bien en un Hospital, si los médicos, enfermeras y todos los que allí estaban se comportaron con respeto y profesionalidad, no hacían cosa diferente a su cometido y compromiso. Lo que faltara es que, se comportaran de forma diferente. Todo profesional al servicio de cualquier empresa pública o privada, recibe unas directrices de comportamiento y exigencias en cuanto a preparación. Que decir si el trabajo es para la Sanidad Publica, donde el código deontológico de esos profesionales tiene que ser un mandamiento de estricto cumplimiento. Por ello, agradecer obligaciones, me parece una candidez cuando se hacen públicamente. Es cómo aquel que dice que "la vida es un regalo, que agradezcamos por estar en ella y que es tan corta que no merece la pena sufrir". Señor consejero espiritual: Nadie pide nacer, nadie debe agradecer por estar y menos puede tener en su mano no sufrir, liberarse de la ansiedades y de las calamidades de este mundo, todo eso, dígaselo a Dios que mientras unos tienen salud, dinero y amor; otros padecen enfermedades, miseria y muchas dificultades para sobrevivir ¿Está pidiendo a éstos últimos que sean felices y agradezcan al infinito por ser tan desgraciados?
Ya no les quiero decir nada, y ocurre en muchos artículos, que dan las gracias aunque el resultado (sin culpar y negar los esfuerzos de los profesionales) fue funesto para el familiar de turno. ¿Qué les lleva a dar las gracias cuando su marido, sus papás... fallecieron en el intento? Perdónenme, pero no comprendo nada. Siempre interpreté que solo la excelencia es resaltable. Ustedes se comportan igual que los forofos del Real Oviedo, que aun perdiendo por 0-4 ante el Zaragoza, aplaudieron a rabiar a esos futbolistas y entrenador cómo conformándose y dar por bueno perder. Es que, aunque el equipo (que no fue así) realizara un esfuerzo sobrehumano y pusiera todo sobre el campo, ¿qué menos pedirles a unos profesionales que cobran en un año lo que muchos trabajadores en veinte: esfuerzo? Ya que pagan por verles dar espectáculo. Los médicos quizás no ganen esos sueldos, pero existen otras profesiones al servicio de ellos, con mucha responsabilidad también, que tampoco son valorados en su justa medida y no van por la vida pidiendo ser considerados por realizar su trabajo.
¿Cuál es el motivo que mueve a muchas personas agradecer en público, rebajarse de ese modo, querer ser protagonista de una historia que corresponde estrictamente al ámbito personal?
No hay profesión más digna, que quien se dedica a la medicina, es cierto que descompensada entre éxitos y fracasos, ya que los éxitos no complementan jamás lo fracasos, ya no digamos lo errores. Nadie obliga a nadie a ejercer una profesión para la que no es capaz de responder a los retos tremendos que es hacer de mecánicos del cuerpo y mente humana. Agradecerles el trabajo prestado, es despreciar a los miles de médicos y enfermero-as que están esperando su oportunidad en la cola del paro, para entregarse de lleno (por y para los enfermos y familiares). Hermosa dedicación cargada de contrasentidos, con muchos éxitos, pero también obstáculos imposibles, decepciones y errores difíciles de digerir y sobrellevar.
Un abrazo (sin agradecimiento) a todos los grandes profesionales de nuestra sanidad.
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