El agua embotellada no es inodora
Procuro beber agua del grifo siempre que puedo, por tres razones fundamentalmente. Primera, el agua del grifo está sujeta a más controles que el agua embotellada, por lo que pienso que ha de ser de mejor calidad, además mientras la de la red está fluyendo, la embotellada se encuentra estancada.
Segunda, reduzco el consumo de plásticos.
Tercera, me ahorro los dineros máxime teniendo en cuenta que el precio del envase es el 7000 % del coste total de producción.
Nunca me la han negado en ningún restaurante, alguna mala cara si he soportado, no más. Hasta que hace unos días fui a comer con mi hija pequeña al Burger King de Avilés, pedí un vaso de agua y el chico de la caja me remitió al encargado. El encargado en actitud prepotente me lo negó alegando que es política de empresa no dar agua. Antes de que la escena se pusiera muy tensa me ofrecí a llenar un vaso en el baño. También se me negó un vaso aduciendo que los vasos era para productos de consumo del local.
No me parece que sean maneras ni formas de actuar. Creo que si el dueño quiere seguir paseándose con un Ferrari ha de tener más sensibilidad con la clientela.
Hay ya comunidades autónomas en las que es obligatorio dar agua del grifo a los clientes y creo que esta ley debería de ser a nivel nacional. Entiendo que los hosteleros quieran ganar dinero con el agua, debe de tener un margen de beneficio bastante amplio, pero deben de dejar a la gente eligir entre la cordura de beber agua del grifo y la locura del agua embotellada.
Algo huele a podrido en el negocio del agua en botella.
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