Cataluña, imitar y oponerse
Nos vamos construyendo imitando. Por ello dar ejemplo es importante. Por eso los referentes cuentan mucho. Pero, la identidad, se consolida por contraste. En la confrontación se endurece la personalidad individual y colectiva. Los que ponen o defienden los lazos amarillos son los que no se sienten españoles. Y los que los sacan o los rechazan, son los que no desean la independencia. Consolidamos nuestra identidad por contraste u oposición: "Yo no soy así!". Decimos.(..). Por eso la represión no es la mejor de las opciones.
Simplificando mucho se podría decir que en Cataluña hay dos identidades, dos comunidades. Ahora mucho más que antes. Los catalanes independentistas y los otros. Antes, cuando alguien decía, el pueblo catalán esto, o el pueblo catalán aquello, nadie rechazaba la expresión. Del mismo modo, que antes, nadie se crispaba cuando sentía la expresión: "Escuela Catalana, Escuela de todos! Esto antes. Recientemente lo decía el señor Collboni: "Los habitantes de este país formaban un solo pueblo, hasta que los independentistas excluyeron la mitad".
Esto antes. Antes, las izquierdas y las derechas. Y también durante un tiempo, los catalanes y los otros catalanes. Antes, podías referirte al pueblo catalán. Ahora si dices eso, o te miran extrañados, o se callan decepcionados, o te preguntan: ¿Qué pueblo catalán? El pueblo que actúa siguiendo las consignas del ANC. O el pueblo que se tensa al oír estas siglas.
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