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¡Cuidado... másteres!

27 de Septiembre del 2018 - ANTONIO VALLE SUAREZ (CASTROPOL)

Ayer, en el diario paseo, nuestro pesado amigo jubilado, Bras, nos arengó a todos, alto y claro:

"A muchos de los ciudadanos de a pie de este nuestro país, cada vez nos afecta más síquica y físicamente ver como muchos políticos de los que nos gobiernan o no, levitan a un metro del suelo sin ver ni sentir nada a su alrededor, solo felicidad propia y desprecio hacia los demás. Cuando empezamos a percatarnos de que estaban en ese estado de levitación, si me apuráis, os diré que yo personalmente hasta lo entendía. Lo comprendía al recordar aquellas profundas noches de sueño en las lejanas épocas de mi niñez y juventud, cuando fantaseaba que volaba o que levitaba, si lo prefieren mejor, y lo peor de ello fue que llegué a creérmelo en alguna ocasión hasta que, pasado el tiempo, viendo la realidad caí de la burra (lenguaje del pueblo vulgar al que pertenece, Bras), dándome cuenta de que no era, ni más ni menos, más que un engreído homo sapiens soñador y aquijotado pero, eso sí, sin perjudicar a nadie divino, humano o animal. ¡Qué alegría la de conseguir sin esfuerzo alguno un título de máster o de lo que sea!, sin sacrificio alguno, solo pagándolo con dinero o adquiriéndolo dando a cambio prebendas o, simplemente, promesas a futuro. Pero qué tristeza tener que apechugar viendo a un hijo, familiar, amigo o ciudadano sacrificándose día y noche, estudiando estresado, con la aureola del miedo planeando sobre su cabeza. Con miedo, sí, pues muchísimos de ellos saben que si no lo sacan adelante, sus padres o abuelos no podrán volver a darle otros mil quinientos o seis mil euros que cuesta un máster ya que, a lo mejor, no los tienen o, a lo peor, deben aún los primeros. Y encima, al final, a la vista con la que muchas veces miramos los ciudadanos confundiremos todos los títulos y másteres, llegando a pensar que todos son iguales y adquiridos de la misma forma ilegal. No son todos iguales. La diferencia es obvia y ha de quedar diferenciada y demostrada para siempre, si es que no quieren que nosotros, los ciudadanos de a pie, no creamos en nada de lo que nos dicen y prometen y les castiguemos a ellos en futuras votaciones premiando, a lo mejor, a quien no deberíamos... A los señores arrimados o pegados al poder debemos pedirles que, por lo menos, si no tienen alma que tengan corazón, humildad y respeto para con sus ciudadanos que les han puesto ahí para manejar los hilos del poder, con la responsabilidad que ello conlleva, para llevar a buen puerto el destino del País con sus ciudadanos y no para confundirlos y, vuelvo a repetir, hacernos incrédulos y protestantes ante la doctrina que les vemos practicar más veces de las debidas. Que dejen de mirarse al ombligo de una vez por todas y que, de vez en cuando, oteen su cara en el espejo antes de delinquir culturalmente. Que sepan, los que lo hacen, que son por lo menos igual de corruptos que aquel Roldán, que tanto hizo sufrir a la Guardia Civil, y como otros muchos que le precedieron y tantos que le sucedieron en puestos públicos más o menos similares e importantes a los que llegaron, muchas veces, a dedo o por votación de una ciudadanía que previamente engañaron para que confiase en ellos. Que se enteren de una vez por todas que esos títulos y másteres ganados con malas artes solo les valdrán para presumir un tiempo ya que, pasado ese período, se volverán contra ellos y les puede caer la cara de vergüenza, si es que la tienen claro".

Como jubilados todos, a lo mejor un poco alcanforados ya a causa de la edad, aplaudimos acaloradamente a Bras viendo, al mismo tiempo, como unas pocas tímidas lágrimas lloradas resbalaban por su cara contagiándonos puesto que, muchos de nosotros, también tenemos carne en el asador.

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