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Los héroes anónimos sobrevuelan nuestros cielos

27 de Septiembre del 2018 - María del Carmen Inés Fuenteseca (Oviedo)

Desde hace algún tiempo, vengo observando con inquietud cómo se suceden accidentes mortales en nuestras montañas con relativa frecuencia, lo mismo diría del mar o en lugares de especial dificultad adonde los excursionistas acceden para disfrutar de alguna experiencia memorable y ésta se convierte en pesadilla de forma inusitada. Asturias es un paraíso absolutamente maravilloso por donde quiera que se la mire, es un cuadro vivo, con parajes que se nos meten en el alma, que nos sedan, que se apoderan de nuestras mentes para transportarlas a lugares mágicos entre xanas y trasgus… Nuestra sociedad necesita con urgencia de estas emociones, al menos eso creo yo, es necesario desconectar de esos móviles que nos mantienen esclavizados todo el día y que nos roban parte de nuestras vidas, que nos hacen olvidar el diálogo en familia, la charla con los amigos…, necesitamos recorrer senderos y riberas que nos hablen de calma y de sosiego, de mares que nos inviten al disfrute. La montaña está siendo “colonizada” por personas que necesitan de todo lo dicho y más y eso es un síntoma de sanación en nuestro universo, comenzamos a descubrir horizontes que siempre estuvieron ahí pero que ignorábamos por las prisas, el estrés y porque estamos ya acostumbrados a ver pantallas digitales y poco habituados a observar y contemplar las maravillas naturales que nos rodean.

Por qué un prólogo tan largo, si el tema son los héroes anónimos. ¿Tienen algo que ver con los felices excursionistas/exploradores de nuestros parajes? Sí, tienen que ver y mucho, ellos, son esos ángeles que siempre están vigilantes y que hacen algo tan extraordinario como poner en riesgo sus vidas para salvar las de otros, algo impagable, la abnegación y la generosidad, no están en el Ibex. Hoy pongo el foco en los pilotos y rescatadores del SEPA, que se implican en algo tan bello como luchar por la vida. Los pilotos vuelan las más de las veces en condiciones adversas, entre riscos y turbulencias que ponen en peligro su estabilidad para llegar a lugares de muy difícil acceso, identificar el posible accidente y rescatar vidas humanas gracias a esos superhéroes modernos, que se descuelgan de los helicópteros para buscar a las personas siniestradas, arriesgándolo “todo”, repito, no hay dinero que pague estas gestas y yo modestamente quiero, desde estas líneas, “rescatar del olvido” a estos profesionales que levantan el vuelo y se pierden en el horizonte después de una misión. Los medios nos relatan sus proezas, pero el tiempo lo borra todo y las historias se diluyen y desaparecen rápidamente, aunque ellos siguen ahí con su eficacia, dándonos tranquilidad y liberándonos en muchas ocasiones de nuestras excursiones/pesadillas.

Creo que algo hay que hacer para frenar estos accidentes de montaña tan frecuentes, quizá más guías, más información para el usuario e intentar desde las instituciones pertinentes concienciar a la población de que la montaña, el mar y cualquier destino pintoresco esconden también el peligro y que es necesario saber el terreno que se pisa, qué cosas se pueden hacer y cuáles no, qué condiciones meteorológicas nos van a impedir continuar y qué actitudes hay que tener si nos vemos sorprendidos por situaciones adversas, en fin, habrá que poner en marcha una “pedagogía de la supervivencia” porque la sanación que nos producen estas escapadas por la naturaleza no se puede convertir en dolor o en tragedia.

Es de bien nacido ser agradecido, hoy mi reconocimiento va para para estos “Héroes anónimos” que arriesgan su integridad para salvar la nuestra, me emociona pensar que no son sólo siglas…, SEPA u otros…, detrás hay seres humanos magníficos que, además de rescatar vidas en gestas heroicas, nos aportan valores, que necesariamente la sociedad tenemos que agradecer y compartir y que nos hacen sentirnos orgullosos de su cometido. Cada vez que sobrevuela mi casa el helicóptero de rescate camino del HUCA, lo saludo con cariño, por si me ven algún día…, con ellos se van mis mejores deseos para rescatadores y rescatados.

María del Carmen Inés Fuenteseca

Mi cariño y admiración va también dirigido a todas las unidades de rescate y cuerpos de seguridad del Estado, así como a los directores y responsables de nuestros parques naturales.

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