Decepción social y democrática
Quiero pedir disculpas a mi alter ego por haber entrado al trapo de una discusión que me situa como opinador al nivel de Leire Pajín o De Cospedal. Siento haber participado en este debate para el que los más gritones, que me resisto a pensar que son mayoría, no están preparados después de 30 años de democracia. Estoy decepcionado conmigo mismo y con los medios de comunicación al darme cuenta del eco que se le da a una expresión coloquial y la poca repercusión que tiene el resto de la entrevista con Gabilondo. Debería haberme dado cuenta del nivel democrático español cuando se propone que se despoliticen las cajas de ahorros y todo el arco parlamentario vote en contra para no poner en peligro la financiación de mítines multitudinarios que recuerdan a aglomeraciones en la plaza de oriente amén de retiros políticos y aeropuertos inviables varios. No acabé suficientemente escaldado cuando solo IU voto a favor (obligado por su ideario de justicia e igualdad) con UPyD para reformar la ley electoral cuando el gobierno creó una comisión para estudiarlo hace un año y mas o menos por las mismas fechas el consejo de estado dice que es necesario acometer las reformas de este sistema para aseguar la igualdad del voto de los españoles.
Julia Otero dice en la radio que Rosa 10 le hace un flaco favor a su partido en Galicia con esa actitud. Yo digo que no queremos votos. Lo que quiere UPyD son votantes. Gente que esté dispuesta a darle al voto la importancia que merece, que escuchen de uno y otro y algún otro lado, que lean, que lean los programas electorales y sean capaces de distinguir entre lugares comunes y vaguedades en contraposición con sensatez y solvencia. Una vez hecho esto introducirán la papeleta o el cheque en blanco según decidan. No porque uno les caiga mejor que el otro, sino para exigirles el el trabajo y servicio público debido.
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