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Lo viejo y lo nuevo

4 de Octubre del 2018 - RAFAEL GUTIÉRREZ AMARO (SEVILLA)

En Madrid en la sede central de la Congregación de la Misión. Padres Paúles. En calle García de Paredes, junto a la Basílica de la Milagrosa, el 2 de octubre de 1928 se funda el Opus Dei. Hace ya de esto 90 años.

Noventa años desde que San Josemaría por inspiración divina, estando realizando unos Ejercicios Espirituales en esta Institución de los Paúles, vio con claridad lo que Dios le pedía.

Desde entonces se puso a trabajar para poner las primeras piedras de esta Obra que en poco tiempo llegaría a tantos lugares del mundo. Fueron años en los que el fundador trabajo muy intensamente, principalmente entre los enfermos y los pobres de Madrid.

Los pilares tenían que ser robustos y por ello se necesitaba de un trabajo intenso; y además se necesitaba de la oración, también intensa y sacrificada, de los enfermos y de los pobres de ese Madrid de entonces en el que había tantas penurias de todo tipo.

Pocos años después empezarían en toda España los alborotos y altercados previos a la guerra civil española. Los sacerdotes, los religiosos y los cristianos fervientes morían por la maldad de una milicia dirigida entre otros por los poderes comunistas.

Hubo mucho que sufrir y mucho que amar en esos primeros años en los que el Opus Dei crecía para adentro. El fruto tardó en llegar, fueron años muy difíciles. La semilla tenía que morir enterrada en la tierra para que al cabo del tiempo diera mucho fruto.

El Opus Dei vino para explicar a todos los cristianos que la vida ordinaria, de cada uno, es un camino de santificación. Vino a decir, que a través de nuestro trabajo, de nuestra vida familiar, de nuestras ocupaciones de cada día podemos hacernos Santos.

San Josemaría vino a decirnos qué todas las encrucijadas de la vida tienen un algo divino que, vivido intensamente, nos lleva a Dios. Posteriormente el Concilio Vaticano II hizo posible que esa realidad, divina y humana, formará parte de la doctrina de la Iglesia. Y hoy esta realidad es conocida por todos.

La vocación cristiana en medio del mundo, en medio y a través de los afanes de cada día, forma parte de la viva espiritualidad cristiana, y a través de ella se santifican y viven el cristianismo millones y millones de personas.

Demos gracias a Dios por esta nueva, y por otro lado vieja, espiritualidad de la Iglesia. Espiritualidad que nació un 2 de octubre de 1928, día en el que desde el cielo Dios -gratamente y de forma sensible- se la dio a conocer a San Josemaría.

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