Abel y Caín en el PP

¿Puede haber algo más habitual que una pelea entre hermanos? La historia nos avala en esta afirmación, por ejemplo ya en el Génesis se nos hablaba de la relación entre Abel y Caín. Abel el bueno, interesado por tener armonía y prosperidad por encima de todo, y Caín, el envidioso, obsesionado con quedar por encima de su hermano, con una falsa creencia de que su trabajo valía más que el de Abel. Por todos es sabido que la historia acabó de la peor forma posible, Caín controlado por los celos asesinó a su hermano, y fue desterrado por Dios. Podemos concretar que la de Caín fue una mala decisión se mire como se mire, solo consiguió el destierro y el rechazo. Pero no venimos aquí a hablar de disputas fraternales, sino de una ejemplificación de ese relato bíblico en el Partido Popular de Oviedo.

Por una parte tenemos Caín, o a la Dirección Regional, que busca el beneficio propio sin ser consecuente del destrozo que genera a su alrededor, no solo entre compañeros de partido, sino hacia el pueblo asturiano en sí. Dicha Dirección Regional no está compuesta por estadistas (calificativo al cuál la Sra. Presidenta Regional le dio una importancia vital allá por febrero, durante su intervención en el XV Congreso de Nuevas Generaciones de Asturias), como podría esperarse, sino por ególatras. Todos y cada uno de ellos, su único fin es maximizar el beneficio. ¿Cuál? Por supuesto que el suyo, no esperen que busquen una mejor vida para los ciudadanos, o un mejor resultado para el partido.

Esto se puede ver fácilmente en la medida en que dicha dirección quiere realizar un proyecto sólido de partido en la capital de Asturias sin consultar, relacionarse o si quiera, buscar el apoyo del que mejor conoce las condiciones tanto del partido, como de la oposición, y de las necesidades de los ovetenses, la Junta Local. Pero no sólo reniegan de dicha Junta, sino que la mayoría de los miembros de la ejecutiva de la Sra. Fernández, incluido ella, no cuentan ni con el apoyo ni agrado del gran conjunto de dirigentes, compañeros, y lo más importante, afiliados al partido. Esto último lo vi reflejado cuando fui invitado a una especie de acto de ensalzamiento de la señora Mercedes Fernández, aunque a los afiliados nos lo vendieron con otro título. Ese día la conocí personalmente, y la verdad que dista mucho de alguien que lidera la corporación con mas votos de España. Una persona ensalzada en sí misma, que solo buscaba escuchar palabras de agradecimiento por su gestión, las cuales no encontró, ya que durante toda la reunión lo único que se oyeron fueron las críticas ante la poca implicación de el ejecutivo regional con las distintas juntas. Juntas olvidadas, juntas que en vez de formar parte de un partido sólido a nivel regional, la dejadez de la Dirección, vagan solas, perdiendo la solidez que siempre caracterizó al Partido Popular, solidez que hace poder prestar unos mejores servicios a los ciudadanos.

Pero hemos nombrado al Abel de nuestra historia casi sin darnos cuenta. Un grupo de personas que trabajan por el bienestar de la cuidad a la que representan, que está unido por encima de todo, que se interesa por las preocupaciones de los habitantes de Oviedo. Esto último es algo digno de alabar, ya que la Junta Local a la que pertenezco se ha pasado el año buscando y llevando a cabo diversas iniciativas para poder conocer mejor al ciudadano, como pueden ser las diversas recogidas de firmas (que no eran sólo eso ya que se da un enorme feedback con el ciudadano), campañas de concienciación sobre la importancia de establecer una policía de barrio...

Todo ello ha sido llevado a cabo por la Junta Local de Oviedo, que no se ha cansado de buscar alternativas para mejorar la vida de sus cohabitares, mientras que recibía infinitas críticas sin justificación de la Dirección Regional, que lejos de intentar copiar un buen ejemplo de política, y de verdaderos estadistas, se dedicaron a dirigir calumnias a la Junta y por tanto a todos y cada uno de los afiliados que la forman, todas ellas injustificadas.

Y la historia llega al final al igual que en el relato del Génesis, con un Abel desvivido por una mejora en el beneficio común, lograda en base a su trabajo, incansable. Y con un Caín envidioso, resentido, codicioso, que prefiere asesinar a su hermano, para no tener así que trabajar con él, aprender de él, mejorar con él. Preferimos inmolarnos antes que reconocer nuestros errores. Y cuanta más gente nos llevemos por medio mejor. Como afiliado y votante del Partido Popular, sólo espero que el destierro de nuestro particular Caín llegue pronto.