Pepe el comunista, pastor con olor a oveja
Da cuenta LA NUEVA ESPAÑA, con fecha 3 de octubre y en primera página, del fallecimiento de “Pepe Iglesias”: don José Álvarez Iglesias, y menciona en el desarrollo de la noticia, entre otras, la actividad que desplegó a partir de los primeros años de la década de los ochenta del pasado siglo. Seguramente pocos asturianos tengan recuerdo de su gran labor en tales años. Colaboré estrechamente con él en Oviedo en esos años, junto con otras personas, y quiero, recogiendo, sin duda, el sentir de todos ellos, dejar público testimonio de su trabajo.
Reiteradamente nos exponía un proyecto que le rondaba por la cabeza y pedía colaboradores. En esa época teníamos en Asturias una profunda crisis económica que afectaba a muchos sectores y la cifra de parados se incrementaba día a día.
Pepe Iglesias era muy sensible a esta situación y quería implantar en Asturias, comenzando por Oviedo, una iniciativa a la que llamó: La Casa del Parado.
Esta iniciativa la conocía de Francia, donde vio la existencia de unos espacios de acogida para apoyo a los parados. Allí se reunían para hablar y ser asesorados sobre sus derechos, explorar otros campos en los que poder trabajar, acceso a un tablón de anuncios con ofertas de trabajo, encontrar afecto, calor y ánimo, tomarse un café, leer la prensa, etcétera.
Se puso en marcha la tarea al poder contar con una casa propiedad de la parroquia de San Tirso de Oviedo y con alguna ayuda económica. En la planta baja de la casa se preparó la secretaría y la acogida: atención jurídico-laboral, escucha y apoyo, ayuda curricular, espacio de lectura de prensa y para tomar un café, tablón de ofertas de trabajo. En época electoral se invitaba a los partidos políticos a exponer sus programas.
Paralelamente se abordó una iniciativa de gran relevancia, y cuyos frutos aún continúan, cual fue la creación de la comisión de lucha contra el paro, por medio de la cual se propició la realización de una colecta anual en todas las parroquias de Asturias empleándose lo recaudado en posibilitar puestos de autoempleo (algunos ejemplos: reparto de mercancías, pequeñas tiendas de comestibles, almacenaje, venta y reparto de carbón). El sistema consistía en ver la viabilidad de ese empleo, y el parado, con la ayuda que se le ofrecía mediante un préstamo sin intereses y sin plazos estrictos para su devolución, podía ilusionarse y ser actor de su futuro. En caso de fracasar el autoempleo iniciado, el préstamo se estimaba a fondo perdido. Y así cantidades de proyectos llegaban a esta comisión propiciándose la creación de autoempleo que resolvió abundantes problemas en bastantes familias. A la par que el autoempleo se crearon cooperativas de limpieza y se promovieron actividades de carpintería y manualidades.
Pensemos que todo esto, con el empuje de Pepe y el ánimo de los que le acompañamos en este proyecto, supuso un punto de encuentro, reflexión y puesta en marcha en la que los parados eran los protagonistas.
De esta manera volcó Pepe Iglesias en la sociedad su sensibilidad hacia los más desfavorecidos y ya “andaba por la periferia... con aquellos que necesitan comprensión y ayuda”; ya era “pastor con olor a oveja”, en palabras del Papa Francisco.
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