Censura en Oviedo
Leo con auténtica indignación la noticia del borrado y posterior sustitución de un grafiti que había participado en el festival “Parees” por aparecer la diosa Atenea mostrando un pecho. Las sacrosantas calles de la Vetusta más conservadora y reaccionaria no pueden albergar en sus paredes figuras que muestren partes del cuerpo humano tenidas por ofensivas e inapropiadas.
Alaba el director del festival el “carácter educativo” de la supresión de la obra para los propios autores, que al “consensuar” su obra con la sociedad “crecen” como artistas. Este auténtico disparate, que sólo busca encubrir la censura pura y dura, atenta contra la libertad de creación y el beneficioso aspecto provocador del arte para esa misma sociedad.
No comparto el que esta obra fuera provocadora (me parecía de lo más normalita desde el punto de vista de la moral), pero, aunque así fuese, ¿vamos a censurar todas las obras que se muestran en calles, museos y galerías de todo el mundo si ofenden la particular moralidad de una parte de la sociedad? ¿Acaso no nos escandalizamos de la destrucción por parte de los ejércitos talibanes de monumentos en el norte de África y Oriente Próximo? ¿No nos carcajeamos de la intención del sector más conservador de Hollywood de borrar cualquier escena de la historia del cine con personajes fumando?
Falta a la verdad el director del festival cuando dice que la principal razón de la supresión de la obra son los daños que le provocaba el sol. No, desde el primer momento se intentó convencer a los artistas para que la sustituyeran por otra, y ello a raíz de las protestas de unos pocos ciudadanos mojigatos y conservadores de la zona que se sentían agredidos y escandalizados por la visión del pecho de Atenea. La supuesta crítica basada en el posible machismo de la obra, en todo caso, sería actual y mucho me temo que esté instrumentalizándose para dar un barniz progresista a este acto de censura.
En cuanto a la nueva obra, la verdad, es sosa a más no poder, teniendo en cuenta que forma parte de un festival callejero; me parecería más normal en una escuela de Primaria. Y, por cierto, qué triste el papel de la artista portuguesa que acepta participar en esta barbaridad.
Para ir finalizando, recordar a los responsables tanto del festival como de la parcela cultural del Ayuntamiento que el cuerpo humano se utilizó en el arte desde el inicio de los tiempos.
Y, por último, el director del festival asume toda la responsabilidad de este acto de censura y exime de la misma al Ayuntamiento. Bien, me alegra saberlo, pero eso no exime al equipo de gobierno municipal (si es que quiere seguir considerándose progresista) de salir a la palestra condenándolo y apartando a este personaje de futuras colaboraciones con Oviedo.
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