Si no lo hacemos los cazadores, ¿quien lo hará?
Para reducir el sobre-dimensionado nivel poblacional que en la actualidad presenta el jabalí en Asturias, se vienen barajando y poniendo en práctica distintas opciones. La primera y principal, la de su aprovechamiento racional a través del método tradicional que emplea la caza, hasta hora el más eficaz, con mucho, de todos los sucesivos planes costosos para el heraldo público, sin éxito, que se han hecho con la finalidad de reducir a parámetros de sostenibilidad al suido en cuestión.
Será mediante la caza, su buen ejercicio y no otros empleos, la que consiga, cuanto menos, soportar el problema de la alta densidad de este animal silvestre en terrenos de su gestión. Cualquier otro, o ha resultado un fracaso en toda regla, o no ha sido lo suficientemente eficaz. Es cuestión de sentido común, mas que de otra cosa, que la caza adquiera todo el protagonismo en sus capturas. Las versiones que se vienen dando para intentar reducir a cifras considerables la demografía jabalinera, no cumplen el objetivo de sus propuestas. Algunas abogan por cuestiones meramente, imposibles de aguantar. La caza regula allí donde le es permitido.
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