Perros
Siempre he sido un gran amante y defensor del perro, considero que es un “animal” fiel con innumerables virtudes y una gran diversidad de razas, todas con peculiaridades distintas que el hombre ha aprovechado tanto en lo personal como para el entorno laboral durante muchísimos años y si no he tenido uno es porque no dispongo ni del espacio ni del tiempo que un perro requiere.
En Asturies hay más de 160.000 perros censados, el doble de vecinos que hay en Avilés, y más de 35.000 en Gijón-Xixón, siendo la ciudad de Europa con más perros por densidad de habitantes. Éstas son las estadísticas oficiales, sin censar hay un número indeterminado pero muy numeroso que incrementaría considerablemente la cifra de estos animales. Pese a estos datos algún empresario avispado ya ha lanzado la idea de promocionar a Gijón-Xixón como destino turístico de mascotas. ¿Alguien ha pensado en las personas que no pueden convivir con estos animales?, gente con alergias, fobias o simplemente que no les gusten. En Mieres recientemente han sido cerrados algunos parques infantiles por una plaga de pulgas, los comerciantes de Gijón-Xixón han denunciado los deterioros que sufren sus negocios por las meadas constantes de los perros, vemos el mobiliario público, señales, semáforos, papeleras, etcétera, todas corroídas al igual que los portales; el Sindicato de Veterinarios de Asturias alerta de la relajación que existe en la vacunación de perros, sobre todo de la rabia, por parte de los dueños y los controles que deben hacer las administraciones. Aunque la mayoría de los dueños se comporte cívicamente recogiendo los excrementos, hay una minoría que no lo hace y al ser un porcentaje tan alto de animales hay muchas calles que nos retrotraen a los años ochenta, donde no podías apartar la vista del pavimento si querías llegar a casa con los zapatos intactos. Hoy en día no sólo comparten espacios públicos, playas o parques donde corretean libremente mientras sus dueños charlan alegremente de sus mascotas, es normal que alguno se despiste y el perro deje su señal, pasando ésta desapercibida, o que pase alguna persona o niño y el perro se acerque a olfatear, ladrar o posarte una pata amistosamente, mientras a lo lejos se oye al dueño con la consabida frase “no hace nada”; además, ya compartimos espacios como cafeterías, restaurantes, autobuses, campings y comunidades de vecinos.
Es cuestión de tiempo que el conflicto estalle, ahora hay una calma tensa porque todos tenemos un familiar o amigo con perro y la tolerancia de momento se impone, pero es claro y notorio que la libertad de unos no acaba donde empiezan la de los otros. Ante esto las autoridades van varios pasos por detrás (como en todo), tendrían que llevar un control más estricto de la reglamentación y vacunación, incluso aumentar las restricciones, porque no todo el mundo está capacitado para tener y cuidar una mascota como se merece, además es de sentido común que cuando se hace un uso de espacio público y genera unos gastos adicionales, éstos deberían ser sufragados por los dueños de las mascotas, al final esperemos no lamentarnos buscando culpables de las situaciones que seguro se van a producir.
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