Las pensiones de viudedad
Nos resulta inexplicable que nadie hasta ahora haya tocado en serio este tema que es de sumo interés y que afecta a la mujer, a las viudas de los pensionistas. Ellos tenían que ser los que liberan y defendieran esta causa, en las cámaras legislativas y en la calle, con el mismo interés, calor y vehemencia, si es que algo les importan sus esposas, que lo han dado todo por ellos, por todos nosotros: hijos, renuncias, sacrificios y ser las verdaderas paganas del peso de la familia, el hogar y la casa, cuyas cargas pasan a ser de la viuda del pensionista, y con menos pensión. Esto no es justo, es antisocial y no parece interesar a nadie. Porque nadie lo saca y defiende. Nadie. Y cuando alguien lo hace, cual es el caso, nadie tampoco lo respalda y defiende, lo que resulta doblemente inexplicable.
Cuando abordamos aquí este tema en plan serio ya ("Casos y cosas", 20 de mayo pasado), conectaron con uno dos señoras, una de Gijón y otra de Madrid, porque LA NUEVA ESPAÑA llega a todas las partes. La de Gijón, doña Amelia Menéndez García, que dice llamarse así y residir en un gran barrio periférico de esa ciudad, nos comunica, por teléfono, que su caso es verdaderamente dramático, pues si apenas podían llegar a fin de mes con la pequeña pensión que tenía su marido, al fallecer él, con la miserable pensión que le quedó el hambre entró en su casa, lo que le obligó a recurrir a Cáritas. ¿Cuántos casos se pueden dar como éste? Seguro que muchísimos, que la desamparada viuda sufre y padece en silencio. Esto se llama injusticia social, y sus excelencias y señorías, espléndidamente retribuidos y “fartucos”, mirando para otro lado. No, señores, tiene que coger por los cuernos este toro de las pensiones de viudedad.
La señora de Madrid, doña Adela Muñoz Soriano, con residencia en la calle Écija, 6, nos envía una atenta carta de apoyo, que mucho agradecemos. Las cartas son importantes, pero enviadas a todos los periódicos del país, pidiendo que cuando fallezca un pensionista que la pensión pase íntegra a su viuda. Y que mañana se pueda decir que todas las viudas, absolutamente todas, perciban la misma pensión que tenían sus maridos. A defender todos esta causa.
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