¿Y ahora qué hacemos con Franco?
La exhumación de Franco del Valle de los Caídos se está convirtiendo en un verdadero quebradero de cabeza para el Gobierno de Pedro Sánchez. La promesa electoral del PSOE de sacar del Valle al dictador, alegando razones ideológicas de peso, como que el cuerpo del verdugo no puede descansar junto a los cientos de ciudadanos asesinados bajo su dictadura, se le está complicando en exceso al Presidente.
Resulta que la idea era que el Valle de los Caídos dejara de ser un santuario del fascismo, que aquello no fuera un lugar de peregrinaje, un triste referente de lo que fue nuestra cruenta guerra civil, en la que hubo víctimas de las dos partes enfrentadas. Pedro Sánchez quería, quiere, sacar al dictador Franco de allí, pero el problema que se plantea es el ¿dónde llevamos su cadáver? En un primer momento la familia Franco expresó su total rechazo a que el cuerpo del Caudillo fuese sacado de aquel lugar, incluso amenazó con querellarse contra el Ejecutivo de Sánchez si este persistía en su idea de proceder a la exhumación.
Pero todo cambió de pronto cuando el PSOE logró el respaldo suficiente del Congreso de los Diputados para llevar a cabo el traslado del cuerpo del dictador. Fue entonces cuando la familia Franco sacó su as de la manga e hizo pública su intención de que los restos se depositarían en la cripta de la catedral de la Almudena, en pleno centro de la capital de España, donde los Franco poseen un panteón. Pero esta ubicación, que es bien vista por la Iglesia católica, especialmente desde su ala más conservadora, encarnada en la figura del cardenal Rouco Varela, no es bien recibida por el Gobierno de Pedro Sánchez, quien reconoce que el traslado del Valle de los Caídos al centro de Madrid serviría para un objetivo totalmente contrario al deseado, es decir, la catedral de la Almudena se podría convertir en una especie de meca del fascismo de toda Europa. Por todo ello, ahora mismo, la máxima preocupación del PSOE es que eso no se produzca. El Gobierno de Pedro Sánchez ya anunció que habrá conversaciones al mas alto nivel con el Vaticano, incluso con el propio Papa Francisco, para que la Iglesia católica española reflexione y no dé cobijo bajo su techo al cuerpo de un dictador, sobre el que pesan la muerte de miles de personas inocentes en España.
En definitiva, complicada papeleta para el Gobierno del PSOE, al no saber muy bien dónde llevar el cuerpo de Franco, y no menos difícil también para la propia Iglesia católica española, puesto que de llevarse a cabo las pretensiones de la familia del dictador dejarían en muy mal lugar las continuas reflexiones y mensajes que el Papa Francisco nos hace durante sus viajes pastorales por el mundo, condenando las guerras, los crímenes contra la humanidad y las víctimas inocentes que éstas ocasionan. Así las cosas, es complicado, se mire como se mire, dónde podrán terminar al fin los restos de Franco.
Forcinas, Pravia
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