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Yo fui falangista, pero cobarde...

15 de Octubre del 2018 - Adolfo Soto Madera (Oviedo (Asturias) España)

Corrían los años cincuenta del siglo XX. Vivíamos en Grado, Asturias, y yo en ocasiones chuleaba con mi uniforme de falangista recién conseguido. Por entonces mi padre es destinado a Moraira, un pueblecito costero de Alicante. Alguien me advirtió: -¡Cuidado!, en Alicante mataron a José Antonio. Nada más ver a mi padre le insté a que me desapuntase de Falange y sólo quedé tranquilo cuando tras llamarme gallina me aseguró que ya no era falangista. Tenía 5 años y ya era un cobarde.

Esta anécdota -para mí entrañable- es a buen seguro intrascendente y quizá no viene a cuento. Pero emergió en mis recuerdos leyendo en el diario LA NUEVA ESPAÑA el artículo del día 6 de este mes de octubre: "Aller expulsa del callejero a Madera, jefe de la Falange". Día histórico en Aller, resalta la periodista narrando el acto oficial. Sin embargo, analizando la fotografía que se acompaña, semejante acto no evidencia haber congregado muchos agraviados, quizá por no parecer a todos motivo primordial. Digamos, pues, que a su manera testimoniaba la "expulsión" de Vicente Madera del callejero de Aller.

No se escribe señor Madera ni don Vicente Madera. La verdad, no creo que se omita lo de señor -que lo era- o lo de don -que por imperativo protocolario le correspondía- con avieso propósito. Era de esas personas singulares que no necesitan implementos para evidenciar su señorío y preeminencia, basta introducir Madera en el navegador y se autorrellena, por emplear el lenguaje informático, como Excmo. Sr. D. Vicente Madera Peña.

Sinceramente creo, sin ánimo alguno de polemizar, que los "creadores" de la propuesta no bebieron en las fuentes adecuadas para fundamentarla, es decir, en los vecinos, en los alleranos, en los asturianos y alguno del resto de España. Hubiera sido tan sencillo como hablar "vis a vis" con los pocos que ya quedan -y el tiempo se agota- que trataron al propuesto para desposeerlo de su calle. Dense prisa y pregunten sobre Madera, así sin más aditamentos. No sean pertinaces e indaguen sin prejuicios para que nadie les pueda tildar de subirse al carro del oportunismo mediático, de desviar la atención con juegos de memoria que la Historia no sostiene. Elijan al azar el interlocutor, y no les importe la tendencia política, inclinación religiosa, estatus social, sea hombre o mujer..., sólo requieran que lo hayan tratado o conocido.

Dirán que "fue un paisano de pies a cabeza". Y en Asturias llamar a uno "paisano" es decir casi todo y todos lo entendemos. Pues eso: un Paisano. Campechano, inteligente, solidario, emprendedor, para el que no, era no..., añadirán otros. Era creyente, eso seguro, continuarán; practicante... dudarán, "bueno iba a misa"; eso sí, no era de los de poner la otra mejilla", concluirán. Fue también sindicalista en sinergia de obreros y patrones: si hay productividad hay también rentabilidad empresarial y mejora laboral y salarial..., afirman que pensaba. Muchos sentenciarán que sufrió, lo que rebatirán otros con lo de que también hizo sufrir; pero en esa España que le tocó vivir no todo era del mismo color... Algunos comentarán que tanto unos como otros buscaron su influencia, y a unos y a otros atendió". En definitiva que era "un paisano" con bonhomía, eso sí... sin ingenuidad.

¿Jefe de Falange? Este es al parecer el hecho que motiva la propuesta, un puesto ocupado en un contexto determinado que por sí solo no dice más. Y es que realmente no se ha informado de las causas jurídicas que deben haber hecho constar en el expediente incoado para fallar la expulsión de la lista del callejero.

No sé: considero la propuesta, el expediente consistorial y el acto ejecutivo más que históricos un tanto kafkianos por su situación en el tiempo; absurdos también por el anacronismo pueril de la justificación, y se intuye una intención torticera que roza el ridículo.

Y lo que es la casualidad -debe ser algo más que fruto del azar-, al día siguiente de la relatada fecha histórica en Aller, leo el artículo "Malditos honderos baleares" de D. Arturo Pérez-Reverte -que de historia, guerras, represiones... sabe-, publicado el 7 de octubre de 2018 en "XL semanal", cuyo eje central es la tan traída y llevada memoria histórica. Cito textualmente: "...Aburre tanta lanzada a moro muerto; tanta memoria histórica (sic) buena o mala según quién la maneje. Y así... cualquier político con menos lecturas que el ciego del Lazarillo... trincan un personaje histórico y lo revisan por su cuenta, masacrándolo sin complejos. Aplicando todos los clichés políticamente correctos del confuso tiempo en que vivimos...". Y me parece inteligente, pragmática y prudente la advertencia que agrega en el mismo texto: "...utilizar la mirada del presente para juzgar sólo desde aquí los hechos del pasado es un error que impide la comprensión y el conocimiento...".

Porque ya metidos a científicos sociales, a historiadores sin método, analicemos la segunda parte. El regidor motiva también el acto del cambio del nombre de la calle, para homenajear a "Les Xandes". ¿Y si después de gastar dinero de las arcas municipales en la placa nueva vuelven a equivocarse? ¿Todas esas personas que a lo largo de los años escoltaron a la Xana de turno pasarían o caerían también por mor de la memoria histórica? Pues sepan que yo conozco a una Xana elegida por guapa y por ser humanitaria desde su nacimiento, que resulta ser tataranieta de un primo hermano del "expulsado del callejero". Se llamaba éste Adolfo Madera Peña, y lo mataron los "otros" -sin adjetivos- allá por el treinta y tantos, abatiéndolo a tiros cuando escapaba porque no quería morir.

Esto último que escribo es kafkiano, pueril y ridículo. ¿Les suena? ¿Hay cierto paralelismo? Pues... eso.

Adolfo Soto Madera

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