¡Qué dolor Sr. Aznar!
El 18 de febrero pasado el señor Aznar fue invitado a dar una conferencia en la Universidad de Oviedo, parece ser que dicha invitaciión se la hicieron las Nuevas Generaciones de su partido en Asturias.
En el momento que el señor Aznar hizo acto de presencia en el salón de conferencias fue abordado por un amplio grupo de jóvenes universitarios que comenzaron a gritar afeando su conducta por ciertas decisiones qu d urante su etapa de gobierno no gustaron a una parte de la ciudadanía. De entre otras muchas cosas estuvo su apoyo incondicional a la invasión de Irak.
Es cierto, que también otros presidentes sufrieron abucheos por cierta parte de los ciudadanos, como fue el caso de Felipe González en 1993 en la Universidad Autónoma de Madrid, unos y otros desprecios siempre serán condenables y los erán aún más si dichos insultos y agravios parten de las raíces mismas de la Universidad, donde las buenas formas de la cultura debieran de ser el reflejo del pueblo y de la ciudadanía.
Dicho esto y condenado sin paliativos dichos acontecimientos, vengan de donde vengan, no es menos cierto, que el señor Aznar, se empecina una y otra vez, pronunciado descalificativos al gobierno de España que preside el señor José Luis Rodríguez Zapatero y no duda en repetir hasta la saciedad este comportamiento, tanto dentro de España como fuera de nuestras fronteras. Y una gran parte de los oyentes que le escuchan lo festejan y lo aplauden. Esas personas que así se manifiestan son "los patrioteros" de Dios, Patria y Justicia, que siendo yo niño tantas veces los puede ver y escuchar, porque parece ser que solo ellos, son los destinados, por su Dios, para gobernar este pueblo ye sta tierra solo es del Sol, del Agua, de la Luna y las Estrellas, pero nadie más tiene otros derechos sobre ella.
Señor Aznar, sus gestos dirigidos a estos jóvenes universitarios le dejaron a usted retratado de los pies a la cabeza y le puedo asegurar que no me sorprendieron, hace y amuchos años que les conozco, como también conocí la conducta de sus antepasados políticos, donde las humillaciones, torturas, cárceles, destierros y asesinatos era el vivir de cada día de aquellas penosas décadas 1939-1952.
Nicanor Rozada García, Santa Bárbara
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