El origen de la sidra
Dado el interés que últimamente se está suscitando en conseguir que la sidra natural asturiana sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, no estaría mal contribuir a este objetivo, aunque sea en clave de humor, que también es necesario, aportando algo sobre el tema.
Si bien es verdad que la sidra es una bebida conocida en la península Ibérica desde tiempos inmemoriales, también lo es que, hasta ahora, no se ha podido demostrar su origen. Hay autores que aseguran que la sidra ya era conocida por los hebreos, los egipcios y los griegos, aunque, documentalmente, nadie haya conseguido probar esta circunstancia. Por tal razón, por qué no dejarse llevar por la imaginación que emana de la euforia provocada por la ingesta de una buena dosis de "culetes" de sidra y pensar que el origen de esta bebida data de mucho más atrás, incluso del Paraíso. Datos fehacientes, habérlos no los hay; pero, en cualquier caso, como antes hemos expuesto, tampoco los hay que demuestren lo contrario. Quizás las coplas que a continuación se transcriben puedan aportar algo de luz sobre este asunto.
Coplas sobre el origen de la sidra
La sidrina natural,
porque Dios así lo quiso,
proviene de la manzana
que puso en el Paraíso.
Allí estaba Adán, solitariu,
viviendo "ancha es Castilla",
cuando en esto, en un descuidu,
le sacaron una costilla.
De la costilla Dios hizo a Eva,
que Adán recibió con emoción,
pero, como todo tiene un preciu,
les puso una condición.
De todo aquí podéis facer,
nada hay que sea malu,
a excepción de esi manzanu,
que no debéis ni tocalu.
Respetando aquel mandatu
vivieron tiempos felices,
pero aquella prohibición
les tocaba les narices.
Para colmo una serpiente,
que por aquel llugar andaba,
no cejaba en convencerles
que no pasaría nada.
Pusiéronse a dialogar,
y, por eses coses de la vida,
decidiéronse a probar
aquella fruta prohibida.
¿Cómo Adán no iba a pecar,
con tal tentación presente,
teniendo a su lado a Eva
y a su Creador ausente?
"Fartucos" ya de manzanes,
y la cosa sin remediu,
no tuvieron más opción
que poner tierra por mediu.
Cuando abandonó el Edén,
por cierto de mala gana,
Adán tuvo la ocurrencia
de machacar la manzana.
Dicen que recogió el zumo
y lo vertió en una "hidra",
"dejólu" un tiempo reposar
y al "bebélu" exclamó: ¡sidra!
Y así empezó la historia
de esta bebida tan sana,
la que aquí conocemos
como sidrina asturiana.
Por su divina procedencia,
la sidra, entre otres coses,
también ye conocida
como manjar de los dioses.
¿Cómo imaginar que esta bebida,
con la que la xente tanto celebra,
tuviera su humilde origen
en la tentación de una culebra?
Sólo queda por decir, pa terminar,
que estas coplas, sin malicia,
no tienen más intención
que divulgar la noticia.
C.D.F. (Octubre/2018)
Estas coplas, que no pretenden emular a tan magníficos escritores que escribieron en verso sobre la sidra, si pudieran servir como comentario jocoso cuando, después de tomar algunas botellas y agotarse el recurso del cante, se suscite la discusión sobre el origen de aquello a lo que estamos entregados.
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