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El rapto de Europa

18 de Octubre del 2018 - marcelo noboa fiallo (GIJÓN)

"Quizás porque era solo un niño, no pude ver las nubes

de tormenta que se acercaban, pero creo que muchos

otros - más viejos y más sabios que yo- estaban en el

mismo estado infantil que yo".

Estanislao Aronson

Dos son las versiones de la mitología griega que narran como la bella Europa llegó a tierras griegas. En la primera y más aceptada refiere que, el dios Zeus transformado en un toro blanco, la raptó y la llevó a Creta, subyugado por su belleza. En el relato se representa a Europa, más allá de su extraordinaria belleza, profundamente confiada y susceptible al engaño. De ahí el éxito de Zeus. En la versión de Heródoto, no fue Zeus, sino los propios cretenses quienes la secuestraron.

Muchos son los artistas, a lo largo de la Historia que han representado uno de los mitos griegos más famosos. Desde Rembrant, pasando por Tiziano, Rubens, Botero...

El continente que toma el nombre del mito griego ha sido el escenario y el protagonista de las mayores atrocidades de la Historia en las que han intervenido monarcas absolutistas, iglesia, dictadores fascistas, comunistas... que culminaron con el siglo del horror, el siglo XX, con dos guerras mundiales (más de 100 millones de muertos, el equivalente a las poblaciones actuales de Francia y España unidas). Europa emergió de sus cenizas y aprendió la lección a partir de la derrota del nazismo. Nunca más. ¿Cuál fue la clave? El reconocimiento de que no es posible convivir sobre la base de la desigualdad. Por primera vez en la Historia a partir de 1946, los partidos de izquierdas y de derechas ponen las bases para levantar Europa de sus cenizas bajo un nuevo modelo: El Estado de Bienestar.

Los países nórdicos (los menos afectados por el horror nazi) y en especial, Suecia se adelantan al modelo, mientras el resto de Europa se reconstruye y España y Portugal son la excepción hundidos en la oscura noche del fascismo. A partir de los años 60/70, el modelo está consolidado y Europa se convierte en un referente de convivencia, justicia social y refugio de perseguidos de las dictaduras y del hambre.

La Unión Europa creada en 1986, para superar la Comunidad Económica Europea, aspiraba a ser más que la suma de estados (12 miembros) para convertir a Europa en una "nación de naciones" (Gran Bretaña siempre fue "la mosca cojonera" en el proceso). Las sucesivas ampliaciones que se producen a partir de la caída del muro de Berlín se realizan sobre la base de que los territorios a integrar inequívocamente son Europa y forman parte de la cultura europea, aunque los valores democráticos hayan permanecido en la "nevera" durante demasiados años. En mi opinión fue un gran error. No estaban preparados

La construcción de esta área del mundo llamada Unión Europea, no ha estado exenta de riesgos y amenazas internas y externa que han relentizado su ritmo, pero nada hacía prever que en su seno estuviera germinando el "huevo de la serpiente" de los años treinta, alimentada precisamente por los antivalores, por el humo nauseabundo de los campos de exterminio convertidos en alimento de las nuevas formas de fascismo. El aliento de Zeus resoplaba en el alma de Europa. Empezó en Francia, con el nuevo siglo, de la mano de Jean-Marie Le Pen. Por entonces, se prefirió mirar para otro lado y más tarde esconderse detrás del "cordón sanitario", incapaces de dar respuesta a la pregunta: ¿Por qué los antiguos votantes del Partido Comunista Francés llenaban las urnas de votos para la extrema derecha? ¿Por qué Le Pen conseguía sus mayores apoyos en los barrios humildes y entre los marginados?; mientras el discurso xenófobo y el rechazo al inmigrante se instalaba en las barras de los bares.

Luego vinieron Austria, Holanda, Finlandia, Hungría, Polonia... Hasta instalarse en el corazón de Europa, (Italia/Salvini). El parlamento europeo paralizado, intenta reaccionar y lo hace estos días con Victor Orbán (Hungría) y Mateusz Morawiecki (Polonia) acusados de violar los valores fundamentales de Europa, mientras reciben miles de millones de los fondos europeos.

Las últimas elecciones en Suecia han certificado la presencia de Zeus, decidido a raptar Europa. Suecia ha sido "la joya de la corona" europea. La más "bella", la de mayor justicia social, la más progresista, con educación gratuita desde los cero años hasta la universidad, con bajas de paternidad de 480 días por hijo, sanidad universal y de calidad, pensiones dignas, una amplia y envidiable red de Servicios Sociales. Todo ello, sin renunciar a su modelo de tierra de acogida. La mayoría de suecos, además, creen y defienden su sistema social. Esta ha sido (hasta ahora) la clave de su pervivencia en el tiempo, gobernara quien gobernara (derecha o izquierda).

Víctor Lapuente se pregunta: "¿Cómo es posible que, en el país cuyos trabajadores gozan de mayores niveles de protección, se vean seducidos por los cantos de sirena de políticos antiglobalización, euroescépticos y xenófobos?". El partido de extrema derecha sueco, "Los demócratas suecos", se han convertido en la tercera fuerza política, con el 17% de los votos.

La socialdemocracia europea navega sin rumbo desde hace mucho tiempo y Suecia ha sido su última víctima... a la espera de Zeus, porque a Suecia llegaron hace ya algún tiempo las postverdades del Brexit, Trump, Putin y en sus cavernas online se reproducen como setas las noticias falsas donde se liga inmigración y criminalidad. Terreno abonado para el desembarco de Zeus.

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