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Alcoa y el "que inventen ellos"

27 de Octubre del 2018 - José Luis Álvarez Lauret (Gijón)

Una más que se nos va. Me estoy refiriendo al anunciado cierre de la empresa Alcoa en Avilés y La Coruña. Yo no voy a entrar en discusión de si la famosa frase de “que inventen ellos”, según se dice, propiedad de la cosecha de la sabiduría de don Miguel de Unamuno, y dicha en plan jocoso, para resaltar esa especie de pasotismo del que hacemos gala en nuestro país desde hace siglos, fue acertada en el momento en que este señor la dijo o no, pero está claro que con el tiempo queda demostrado de que cada vez es más cierta. Llegamos en su día a ser tan grandes que acabamos creyendo que todo nos iba a llegar como el maná, llovido desde el cielo cada madrugada, y mientras vivíamos soñando en imposibles, otros nos comieron la tajada.

Si la vida nos demuestra que es una constante evolutiva, no podía ser que nosotros, habiendo sido en su día capaces de llegar tan lejos, luego nos quedásemos en la siesta y la fiesta. La vida es un cambio constante, y como dice nuestro sabio refranero, “camarón que se duerme, lo lleva la corriente”. Si resulta que nuestro sector industrial es hoy más bajo que ya lo era durante la dictadura, ¿qué esperamos? Si, además, aquí no se apoya y defiende la investigación y el desarrollo, como lo hacen los países de vanguardia, ¿qué podemos esperar? Las multinacionales, como en este caso Alcoa, no vinieron a España para hacernos ningún regalo, vinieron a hacer negocio y sacar tajada, y cuando las condiciones del mercado les son adversas cogen sus bártulos y se van a otra parte. Estamos en una economía de libre mercado y además globalizada, en la que cada cual va colocando las velas de su nave en la posición que mejor recoja el viento favorable a su rumbo. En esto no hay milagros, hay intereses, estrategias y habilidades para saber llevarlas a buen fin.

En mi opinión, si nosotros, o nuestro país, se dejó hace años comerse la carnaza, pues ahí tenemos el resultado. Lo triste y dramático es pensar que esto no ha hecho más que empezar, ya nos pasó con la industria naval, lo está haciendo con la minería, puede repetirse con la siderúrgica, con la industria automovilística y algunas más. Un país que industrialmente depende de las multinacionales extranjeras no puede esperar otra cosa más que la que nos está pasando. O nos ponemos las pilas y espabilamos o nos vamos al trastero de lo antiguo e inservible. Pretender ser competitivos económicamente exportando tomates y lechugas, y recibiendo turismo de mochila y alpargata es condenarse a terminar en la miseria. Yo, parangonando a don Miguel, repito su frase: “qué inventen ellos”, pero me refiero a los nuestros, entre los que saben, y que hay muchos, no a los de afuera, que, como es natural, barren para su propia casa.

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