Los misiles de Rafa Nadal
Aún no se ha ido el eco mediático de Margarita Robles, cuando decía suspender la venta de bombas a Arabia Saudita porque "mataban yemeníes" (aunque, de inmediato, tuviera que plegarse a la contraorden de Pedro Sánchez, presionado a su vez por los trabajadores de Navantia, y el sentido común), en esas estábamos, digo, cuando el podemita Miguel Urbán, en pleno proceso de inanidad mental profunda, ha relacionado a Nadal con misiles (de oídas), y le ha exigido, vía Twitter, y mezclando en la Thermomix populista, la muerte del periodista Khashoggi y la guerra en Yemen, que no juegue en Arabia Saudita un partido de exhibición con Djokovic.
Alguien de la formación morada, aficionado al deporte, debería explicarle, Sr. Urbán, que los misiles de Rafa Nadal no son mortíferos, sino inofensivos.
El común de los mortales se refiere, nos referimos, a un cándido, aunque potente golpe de raqueta, "un misil", a una pelotilla de goma, que no llega a los 60 grs. de peso, propinado por nuestro mejor deportista. La pelota ni lleva carga explosiva, ni mata civiles, vamos.
A ver, D. Miguel: ¿es necesario mezclar el proceder deleznable de un país de monarquía absoluta y teocrático como Arabia Saudita, y que todos condenamos, con un partido de tenis, sólo por "zurrar" a Nadal?
Aunque la estupidez (y no quiero señalar) hoy en día está masificada, Ud. me caía bien, le encontraba listo, ocurrente y hasta sexi, pero este sinsentido, fruto, creo, de la obstinación personal contra Nadal (algunos de su grupo hasta criticaron que participara en labores de limpieza en el diluvio de Mallorca), pues me ha dejado descolocado, siendo el hecho incuestionable que "las bombas láser de alta precisión" matan personas, y nuestro Gobierno, al que Ud. apoya, es proveedor de las mismas, mientras que un partido de exhibición no deja de ser una pachanga sin más.
D. Miguel Urbán Crespo, aunque hacer el ridículo es adictivo, le animo a que se lo haga mirar y deje de malmeter y distraer al personal con sus problemas de hipoacusia.
¡Luego dicen que Calígula era un raro por nombrar cónsul a su caballo "Incitatus"!
Un saludo cordial.
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