Los nombres de las calles

LA NUEVA ESPAÑA de 20 y 21 de noviembre de 2007 recogía la decisión del Ayuntamiento de Oviedo de crear una comisión de once expertos para decidir los cambios de nombre de catorce (ahora veintiún) calles de la ciudad para cuando entrara en vigor la ley de la llamada Memoria Histórica, y para animar a los vecinos a enviar sus propuestas, que se tendrían muy en cuenta; por eso los de muchas calles elevaron la suya, entre ellas la nuestra, que en 1965 se llamaba “Gran Avenida de Buenavista”, y que se había partido en tres: Sargento Provisional, José Tartiere y Avenida de Buenavista.

Aunque muchos de los vecinos de los dos únicos portales de Sargento Provisional ya estábamos acostumbrados a ese nombre y no sentíamos significado político en lo de provisional, sí ciertos celos de los de la calle Alférez Provisional “por aquello de su más alta graduación”, y para evitar que nos adjudicaran un nombre no deseado o anodino decidimos, por clara mayoría, 38 votos a favor, pocas abstenciones y una propuesta distinta (lo que equivalía al 66 por ciento de los predios), solicitar, en mayo y junio de 2008, mediante registros en el Ayuntamiento, que se diera a nuestra calle el nombre del violinista y compositor español universal Pablo Sarasate, quien, por cierto, actuó dos veces en Oviedo, y se recuerda su anécdota con un violinista ciego y mendigo a quien Sarasate llamó colega, mientras ponía dos duros de plata en sus manos; el ciego, al notar que los duros eran de verdad, y no falsos como se acostumbraba, le creyó colega en ceguera y ya le devolvía las monedas. Pues bien, ni esta calle ni casi ninguna de las propuesta llegó al callejero. No fue más afortunado ante el Consistorio el encomiable esfuerzo de LA NUEVA ESPAÑA, del 8 de marzo de 2009, ofreciéndose a tramitar las propuestas vecinales, a pesar de ser muy numerosas las que recibió y tramitó ¿Querrían aquellos munícipes dejar la papeleta del cambio de nombres a quienes vinieran detrás? El nombre que, diez años después, sí ha llegado hace poco, por decisión del actual tripartito municipal –como titular de nuestra calle– es el de Sara Suárez Solís, profesora, cuya placa va acompañada por otra que justifica el cambio para cumplir con la ley de Memoria Histórica. En el nuevo callejero son mayoría las señoras, en general no muy conocidas, salvo Concepción Arena, cuyo nombre se echaba de menos por sus esfuerzos en mejorar la situación de las prisiones, de la beneficencia y de la pobreza, y por su obra literaria.

Lo único que sabía de Sara Suárez Solís era por dos artículos suyos publicados en “Tribuna” de LA NUEVA ESPAÑA de 30 de abril del 95 y 29 de junio del 98, que conservé por compartir página con dos míos. El primero trata de la supuesta ocultación del embarazo de Carmen Polo, “pues Franco, por su vida sexual austera, su voz atiplada y sus modales levemente amanerados, le hacían sospechoso de ser poco hombre en un mundillo militar tan machista, y que había rumores de que el padre podría ser su promiscuo hermano Ramón”... “porque hasta hoy llegan los prejuicios de que una madre debe avergonzarse de su indecorosa deformidad”. El segundo cita un anuncio del hotel Reconquista en el que “junto a la foto de una preciosa novia” dice leerse: “Pides la mano de la mujer más bella, seguro que quieres estar a la altura de las circunstancias”. “Para que todo salga como tú quieres”, y añade Sara “que un novio moderno preferiría ser menos machista”.

Además, en 1950, para preparar una oposición, obtuvo la beca Yela Utrilla (cuyo nombre se borra ahora del callejero, por mor de la Memoria Histórica). Mas datos sobre Sara Suárez Solís vienen en Wikipedia: docente, novelista, articulista y luchadora feminista asturiana. Profesora de varios institutos asturianos hasta que ganó la cátedra de Lengua y Literatura en Tortosa, pasando luego a Vitoria, La Felguera, Avilés y Gijón, y luego a la Escuela de Formación del Profesorado en Oviedo. Articulista en LNE. En 2006 la tertulia feminista “Les Comadres” rescata cincuenta artículos por su compromiso con la causa de las mujeres, y en el 2000 la nombra “Comadre de oro especial”. En 1999 la AMSO le da el premio "Purificación Tomás" y el Principado la medalla de plata de Asturias, falleciendo en el año 2000.

La Biblioteca de Asturias tiene varios de sus relatos, en los que menudean expresiones con fondo ideológico. “Camino con retorno” (1980) estuvo entre las obras finalistas del premio "Planeta" (”La mujer está hecha para obedecer”. “Las monjas las obligaban a desnudarse con los ojos cerrados, porque se pasa del pecado de curiosidad al de fornicación”). “Un jardín y un silencio” (“Porque sus funciones femeninas recibían la paga del marido, en precio de joyas; igual que el silencio de la esposa por sus infidelidades se valoraba en miles de duros”). “Sonata para 12 manos”, 1996. Se centra en el sitio de Oviedo, y en su liberación/ocupación: (“Soberbios falangistas de musuloniana barbilla petulante, militares salvadores de la patria taconeando altivos con sus bigotitos hitlerianos, en desafiante balanceo, legionarios de mentón iracundo, monjas marrones de Santa Teresa, pomposas monjas de la Caridad...). “Mujer, mujer” (1991) es un conjunto de artículos, charlas y cuentos editado por el Principado, y prologado por la entonces consejera Amelia Valcárcel, que escribe: “Pensarán quizás algunos que (la autora) es una feminista por los cuatro costados; yo prefiero decir feminista por los cinco sentidos, incluido el tacto en su doble acepción”. Sara escribe también sobre el antifeminismo de Pérez de Ayala, y –se entiende– del de don Juan Manuel. Baste con lo dicho. Con independencia de la calidad que pueda tener la obra de Sara Suárez Solís, es probable que una excesiva referencia partidista o ideológica –muy respetable por otra parte– no la favorezca, y hasta podría tomar el protagonismo y enturbiar la trama narrativa.

Actualmente hay un proceso judicial en curso sobre el cambio de nombres de las calles de Oviedo. Lo ideal sería que, en primer lugar, se respetaran los nombres no afectados por la ley, y que los nuevos nombres fueran de personas muy valiosas y reconocidas, que dieran brillo a las calles, a la ciudad, y prestigio a los expertos que los propusieran, y a los munícipes que los designaran.