Volver a casa
Hoy en día es muy común que los jóvenes se vayan de “Erasmus”. Yo misma me fui el curso pasado. Al principio da miedo, porque todo es nuevo. Te tienes que enfrentar a un nuevo país, a una nueva cultura, a un nuevo idioma. Tienes que aprender la forma de trabajar de tu nueva Universidad. Tienes que conocer gente nueva, desde cero. Todo esto puede resultar abrumador. Y quizás al principio eches en falta tu casa. Dirás que ahí no estás bien y que quieres volver. Pero la verdad es que no tienes ni idea. Cuanto más tiempo pasas ahí, más conectas con este nuevo hogar. Este nuevo país te acoge y te hace partícipe de sus tradiciones. La gente que conoces se convierte en tus amistades más cercanas. Las experiencias que tienes te quedan grabadas para siempre. Y te sientes como en casa. Pero un día, de golpe, se acaba. Y tienes que volver. Y entonces... ¿qué? Yo ya hace cuatro meses que volví y todavía me come la melancolía por dentro. Supongo que cuando vives fuera, una parte de ti se queda allí donde estuviste. Y nunca volverás a ser la misma.
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