Celtas cortos
En los tiempos de Maricastaña, cuando no había radio ni redes ni tele, la digestión pública de los grandes acontecimientos (romences reales, crímenes horrendos, ridículos colosales) se hacía en coplas que los lisiados vendían en las ferias; la gente las compraba, se las pasaba, las aprendía de memoria y luego las cantaba en esvillas, espichas, magüestos y romerías. Lo que los manuales llaman "literatura de cordel".
El cordel ahora es virtual y se expande en las redes a la velocidad de la luz. La peripecia plagiaria de Sánchez, doctor con una tesis que no escribió y con un tribunal que no la leyó, alimenta millones de tweets y protagoniza miles de memes. El episodio más chusco de la serie es la escapada del doctor escondiéndose en el burladero del "porcentaje de plagio asumible". Finta más infame que el hecho mismo del plagio.
Imaginemos algunos escenarios pedagógicos. El maestro sorprende a un alumno copiando, Versión A:
-Pipo, te pillé, trae pa ca la hoja.
-Jo, profe, solo llevo copiao el 15%.
-Vale, pero cuando llegues al 20, ni una línea más.
Versión B:
-Pipo, te pillé, trae pa ca la hoja.
-Jo, profe, solo llevo copiao el 15%.
-No te vale, guapo; el porcentaje es para las universidades y los doctorados; en primaria y secundaria, tolerancia cero.
Brilla con luz propia en este panorama la intervención estelar de Adriana Lastra, Adelantada del Principado en la corte de Don Pedro, doctor sin causa de honor: "¿Que 300 o 500 palabras que no llevan comillas es un plagio?... ¡Por favor!". (Con independencia de que sean o dejen de ser un plagio, "300 o 500 palabras", con comillas o sin ellas, ¿no le bastan a Lastra para formar un sujeto plural?). Pero, por favor, que alguien le explique a la fiel adelantada lo que es un plagio. Los plagios, como los Celtas, haylos cortos y largos. Tienen la extensión del original fumado. Si uno escribiera, sin poner las comillas en su sitio, Adriana, "me gustas cuando callas porque estás como ausente" y no metes la pata, estaría cometiendo un plagio de ocho palabras.
Sabe uno de buena tinta que en el instituto de Ribadesella se explica sin ambigüedades en qué consiste un plagio. Pero la combativa Adriana, solicitada sin duda por más altos y perentorios deberes, debió de fumarse algunas clases. A ver si algún/a antiguo/a alumno/a aventajado/a del IES de Ribadesella le presta a la colega los apuntes sobre el plagio (Coño, qué bien me salió; sin coña).
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