La prepotencia de una especie: la humana, si es que podemos nombrarla así
Me da inmensa pena pertenecer a una especie prepotente y abusadora con los débiles. Esto es lo que hacemos con los indefensos perros y gatos los mal llamados seres humanos y civilizados, ya que el ensañamiento que hacemos con estas especies (y otras muchas más y protegidas por ley) no nos sitúa precisamente entre los más buenos de la creación.
Pienso que al fin no debiera sorprendernos mucho del trato que hacemos con estos estupendos animales cuando aceptamos sin rubor que mil millones de personas de nuestra misma especie mueran de hambre habiendo en el mundo recursos alimenticios suficientes para el sustento de todos.
Pero sigamos con el mundo animal y, en este caso, hablemos de gatos y perros. ¿Por qué esa fobia contra estas especies? Les contaré lo que he observado en una hembra de la raza felina, es decir, una gata abandonada a su suerte en la vía pública.
Esta gata, madre de cuatro gatitos, cuando por las noches le damos comida (en este caso, trozos de salchicha) lo toma en su boca y se va corriendo a dárselo a su prole: así, tres y hasta cuatro veces; cuando regresa una vez más, entonces, se queda a comer su ración muy tranquila. Una lección digna de aprender. Amor de madre, sin duda alguna; si no hay para todos, ella ayunará.
Otro tanto de lo mismo han dicho que ocurre con una perrita madre de cuatro cachorros que gracias a la caridad de algunas personas logra sobrevivir a duras penas en Ablaña (Mieres del Camino); cuando le dan comida, primero comen sus perritos, si queda algo es para ella. Bonito ejemplo.
Pues bien, esta perrita se ha quedado huérfana de madre, ya que el presidente de una protectora de animales, acompañado de Fuerzas de Seguridad del Estado, se la «cargó» a tiro limpio. (...) Así me lo contaron.
Cuando observo en algún medio o en la calle situaciones de mal trato a algún animal, pienso que ¿qué pensarán ellos, a su vez, de nosotros?, ya que considero que son tan inteligentes que no actúan por instinto, sino por inteligencia.
¿Por qué los que nos adjudicamos a nosotros mismos el calificativo de «civilizados» no queremos pensar que el reino animal (de cuatro patas) puede ser otro sistema de vida parecido al nuestro?
Por favor, no les maltratemos; si no nos apetece facilitarles comida, por lo menos dejarlos vivir a su aire en paz y, por lo menos, no molestar a quien se ocupa y preocupa en proporcionarles alimento.
En la actualidad ya se han extinguido miles de especies tanto marinas como terrestres; de seguir así, la extinción del reino animal está a la vuelta de la esquina. ¿Qué pasará cuando eso llegue?
¿Podrán los humanos vivir sin la compañía del reino animal? Tengo serias dudas al respecto. Miremos por nuestra fauna y flora; las generaciones venideras, sin duda alguna, nos lo agradecerán.
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