Pintarse las uñas como forma de activismo
Hace unos días me disfracé de David Bowie: me pinté la cara, las uñas y me puse un pantalón plateado. Hasta ahí todo "normal" dentro del marco de una fiesta de Halloween.
Al día siguiente, por pereza, no me despinté las uñas y cogí el tren como cada día. Durante mi viaje, notaba cómo la gente se iba alarmando por mis uñas pintadas, sin discreción ninguna. Al rato, calmaban la alarma y seguían con sus cosas. "Estoy ayudando a normalizar algo", pensaba.
De eso ya hace una semana y hoy os escribo con mis uñas burdeos, que llevaré como bandera durante un tiempo. Porque los chicos también lloran, también sienten y también pueden pintar sus uñas.
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