Mi cuñado Luis Ángel
El pasado 8 de febrero a mi cuñado Luis Ángel se le apagó la luz de sus ojos, se fue en silencio, sin molestar, con dignidad, con lo puesto, despidiéndose sin decir palabras, diciéndolo todo con la mirada. Para las personas que tuvimos el privilegio de conocer a Luis, sobran todas las palabras, para los demás decir que Luis era una persona increíble, buen esposo, trató a mi hermana con exquisitez, la amó, mimó y adoró durante todo el tiempo que pasaron juntos, casi treinta años, donde nunca hubo una mala palabra ni contestación. Luis adoraba a Inés y ella lo adoraba a él, mientras estuvo enfermo se dedicó en cuerpo y alma a atenderle, le preparó esos baños con sales que tanto le gustaban, le trajo esos rollitos de primavera y esas patatas que le encantaban y estuvo con él acompañándole hasta el final, sabiendo que hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos para que esto no ocurriera.
Para Xurde, uno de sus sobrinos, fue como un padre y como un hermano mayor a la vez, lo cuidó, educó y quiso como si fuera un hijo suyo. Xurde lo acompañó en esos duros momentos, jugando a la Wii y viendo películas hasta bien entrada la noche, haciendo que por unos minutos se olvidase de la injusta situación en la que se encontraba.
Fue un buen profesional, siempre de buen humor, dispuesto a hacer favores y apreciado por sus compañeros y clientes.
Luis, nos hemos quedado solos sin tu presencia, tus bromas, tus muecas, llorando tu adiós, confiando en que desde ese lugar donde te encuentres y que seguro será maravilloso, nos cuides un poquitín, Recordaremos que mereció la pena compartir la vida contigo y esperamos que el tiempo nos deje ver solamente las cosas buenas que disfrutamos juntos, que la vida vuelva a tener un sentido y que al menos estés junto a nosotros aunque sea en nuestros sueños.
Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a todas las personas que de una manera u otra nos acompañaron en tan duros momentos, a la familia de Luis Ángel el cariño con que han tratado a Inés y agradecer especialmente en mi nombre y en el de mi hermana a Luis Antolín (cuñado de Luis Ángel), por haberse encargado de todas las gestiones penosas necesarias para poder dar descanso a Luis Ángel.
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