Percepción y premonición a 100 años de Compiège
El dinero y la economía seguirán siendo moneda de cambio. Pero los macrodatos, algoritmos, y la implementación de los mismos por la IA creando sus propios programas e información, serán fuente primordial de competencia. Hasta ahora el ser humano educaba a las generaciones futuras como siempre: desde la familia y la escuela; a partir de ahora habrá otra injerencia más: la IA. Durante siglos, quien sabía preguntar a la naturaleza obtenía respuestas que se aceptaban como oráculos. Pero ahora, los algoritmos tratan los macrodatos y la IA genera nuevos programas y nuevos datos (resultado de sus ecuaciones), almacenándolo todo en su memoria. La IA puede anticiparse a lo que va a ocurrir, tomando decisiones convenientes para que su programa maestro (generado por algoritmos) conduzca el entorno a lo que debe ocurrir. Usará datos masivos obtenidos 'just in time' según la disponibilidad que alguien permita. Incluso su evolución (aprendiendo) será opaca para quien da tal permiso. Se hará imposible que percibamos a tiempo sus decisiones y consecuencias. Somos demasiado lentos para sus nanosegundos. Tendríamos que saber usar y conducir nuestra propia IA.
A los seres humanos nos queda la colaboración en consorcios que nos permitan hacer frente a las decisiones algorítmicas de la competencia. Por eso (en el ámbito territorial de esos consorcios) es preciso preparar a las generaciones futuras para que sean: creativas, intuitivas, premonitoras, y espiritualmente conectivas con algo externo fuera del programa maestro. Porque la capacidad de manipulación algorítmica, puede guiar a las masas hacia populismos dulces de izquierdas o fascismos amables de derechas. Siempre al servicio de alguien que quiere entrar en la Historia. Ambicionaría el poder que le arrogaría la facultad de la selección genética de los seres humanos en busca de una supremacía capaz de conducir la IA, y dominar y vencer al otro. U ocurriría que el miedo individual junto a la correcta libertad de elegir, obvie la diversidad en tal elección (siendo siempre la misma). Para ser más que humanos se precisa: azar natural, alma individual, y tener fe y esperanza en algo más allá de lo adecuado al programa. Algo capaz de estimular la educación centrada en ayudar al otro. No se trata de demonizar a la IA para volver a un pasado indígena en la naturaleza, se trata de no demonizar la filosofía perenne (religión) que da al mundo personas capaces de amar al otro. Tampoco se trata de creer (como dice un amigo) que el 'Deus ex machina' salvará nuestra civilización. Sin embargo: "El hombre necesita fe y esperanza, porque, de la otra manera, lo único que le queda es el refugio del egoísmo", dice José A. Mujica Cordano. Sí, se necesita fe y esperanza para no caer en el egoísmo o para levantarse desde él.
Ahora mismo hay paralelismos con el siglo XX que deberían evitarse. (Hoy se cumplen 100 años del Armisticio de Compiège, y consecuencias).
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