Absoluto dislate

13 de Noviembre del 2018 - Juan Goti Ordeñana (Oviedo)

Ésta es la forma como ha calificado el exembajador ante Santa Sede, exalcalde de La Coruña, exdiputado, exsenador y exmilitante del PSOE Francisco Vázquez la actitud de la vicepresidenta, Carmen Calvo, en el Vaticano.

No entra en la calificación del fondo de esta visita de Carmen Calvo, sino sólo en la forma como se presentó. Dijo que fue tal la incomprensión de lo que se trató en la visita al cardenal secretario de Estado del Vaticano, como demostró en las manifestaciones que hizo al salir de la entrevista, que el cardenal se vio precisado a emitir una nota. Por lo que dice: No tengo “memoria ni recuerdo” de que el Vaticano “emitiera una nota con tanta prontitud rectificando las declaraciones de un visitante”. “No español, de cualquier nación”.

En cuanto a la forma, que un Gobierno como el de España no sepa el protocolo que hay que guardar en las visitas oficiales que se hacen a otros gobiernos es muy grave. Y esta Vicepresidenta, como dice Francisco Vázquez: “Iba totalmente inapropiada. Hay unas normas mínimas de corrección de acuerdo con el Estado que se visita. Si esta señora va a Irán o a Arabia Saudí se pone el pañuelo desde la cabeza hasta los pies. Iba totalmente inapropiada, con una estética discutible”. Hasta dónde llega la soberbia de nuestro Gobierno, que en una visita oficial al Vaticano para tratar un tema que ellos consideran capital se presenta de forma “incomprensible, sin la presencia del embajador español ante la Santa Sede. Ciertamente, el embajador no propone los asuntos, pero actúa como acompañante y asesor”. Y, según Francisco Vázquez, esta forma de presentarse ya muestra la altura que tienen estos políticos que nos gobiernan.

Y si hubo problemas de forma, la cuestión de fondo indica tal ignorancia que es para preocuparnos del futuro, al ver en manos de qué gente estamos. Según parece, el tema era el problema de inhumación de los restos del general Franco en la catedral de la Almudena, un tema que a la Santa Sede no le interesa, ni puede resolverlo. Lo malo es que, según piensa el Gobierno español, la Iglesia puede ser manejada con amenazas, y que dada la importancia que tiene el Papa puede resolver los asuntos por decreto a capricho, es decir, que no conocen otro Papa que el que se ve por televisión.

En la Iglesia hay un derecho al que se atiene estrictamente. Y gracias a esta rigidez se salvó el derecho romano que hoy día disponemos, pero que a los gobernantes españoles no les gusta. Si no hubiera sido por la rigidez de la Iglesia en la interpretación del derecho romano, éste se hubiera desviado por influencia de los pueblos bárbaros. Idea de derecho que sigue conservando hasta el día de hoy, y no lo va a saltar por el capricho de unos gobiernos destructores de la cultura de Occidente.

La pretensión del Gobierno español era despachar con el Papa, pero tuvo que contentarse con ser recibida por el cardenal secretario de Estado, el cual, con unas palabras amables, le dijo que harían lo que estaba de su parte, pero sin lesionar el derecho existente. Con lo que la vicepresidenta, Carmen Calvo, debía haber entendido la actitud del Vaticano, que el asunto no era su competencia y no iba a dirigir a la Iglesia española ninguna nota. Pero la Vicepresidenta no entendió más que lo que quería, y vino diciendo que el Vaticano apoyaba sus pretensiones.

Como en su creencia de la Iglesia el Papa manda todo sin atenerse al derecho, y que tiene miedo a la actitud del Gobierno español, tuvo la oportunidad de utilizar sus bazas amenazando a la Iglesia: sacó el tema de la pederastia del clero, cambiar los acuerdos con la Santa Sede, echar fuera de la enseñanza la asignatura de Religión en las escuelas públicas, cobrar el IBI por sus inmuebles y anular las inscripciones en el Registro de los bienes de la Iglesia. Con lo que se convenció de que se iba a achantar el Vaticano e iba a claudicar ante las amenazas. Con lo que la visita de la Vicepresidenta al Vaticano no fue tranquila, sino que vino a crear una gran tensión en estas relaciones.

Al creer que había asustado al Vaticano llegó aquí diciendo que el asunto estaba resulto, que la Iglesia iba a ceder a todo lo que ellos quisieran. Al no saber actuar, como en otras muchas ocasiones, procedió a dar un comunicado en el sentido de que la Iglesia buscaría un lugar para la nueva inhumación de Franco fuera de la Almudena.

Otro error del Gobierno fue no saber que no se debe hacer una nota sin consultar con la autoridad con quien se ha acordado. Y menos, tergiversando lo tratado, atribuir a la autoridad con quien se ha acordado unos compromisos a los que ésta nunca se comprometió.

Ante la tergiversación de lo acordado, contra lo que creían en el Gobierno español, la secretaría de la Santa Sede, sin demora, emitió una nota rectificando las declaraciones de la Vicepresidenta.

Este hecho nos demuestra la altura moral de nuestro Gobierno, que actúa con decretos, y para quien la mentira está en su orden del día. Es su forma de gobierno. Se le rectificó con una nota oficial, pero la vicepresidenta, Carmen Calvo, no se siente desautorizada por el Vaticano. Las ideas fijas que tienen las creen absolutas, para ellos no existe el bien de la mayoría, sino sus intereses.

Actitud que servirá para los suyos, pero para el ciudadano español normal, la mentira y la obsesión no pueden ser una forma de gobierno. En otros países la mentira es causa de dimisión.

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