Decreto hipotecario
Fue noticia en todos los medios la detención en Barcelona de Manuel Murillo, que presuntamente pretendía atentar contra el presidente del Gobierno, anunciándolo previamente por Whatsapp, con un pretendido arsenal que en su mayoría resultó o ilegal o inutilizado para disparar, y considerado él como un mal tirador en su propio club de tiro.
Hay dos notas que destacan en la noticia:
La primera, que llevaba semanas detenido y se hizo público casualmente el día que el Presidente desautoriza al Tribunal Supremo mediante un decreto ley de efecto inmediato. Con este decreto, obligando a los bancos a pagar el impuesto hipotecario, casi arruina a pequeños y modestos accionistas de la banca, la mayoría jubilados que vieron cómo en un sólo día se esfumaban sus ahorros al caer drásticamente su valor en Bolsa. El doctorado en Económicas del señor Sánchez conseguido en una Universidad privada, mientras él y los suyos se dicen defensores de lo público, no da para más, pues no supo ver que con su decisión lo que antes pagaban sólo los usuarios ahora lo pagamos todos. Quienes solicitan hipoteca, que desde ahora se encarecerá, no llegan a los dos millones, y los pequeños accionistas de la banca perjudicados con el decreto superan los cinco millones.
La segunda, que al inculpado inmediatamente le adjudican el apellido de hijo del último alcalde franquista de Rubí. ¿Habrá en Cataluña entre los de su edad algún hijo de alcalde y abusando de la redundancia que no sea hijo de alcalde franquista?
Este apellido franquista está sólo reservado para casos muy especiales, pues yo nunca leí: “El señor Bono, expresidente de Castilla-La Mancha, expresidente del Congreso y exministro de Defensa, hijo de alcalde franquista…”. “El señor Chaves, exministro de Trabajo con Felipe González y expresidente de Andalucía, hijo de coronel franquista…”. “El señor Bermejo, ministro de Justicia con el señor Zapatero, dimitido por un asunto cinegético (no piensen mal, no tiene nada que ver con el señor Almodóvar), hijo de un alcalde franquista…”. “La señora Fernández de la Vega, exvicepresidenta del Gobierno con el señor Zapatero, hija de un delegado provincial del Sindicato Vertical franquista…”, etcétera, etcétera.
De seguir así, el apelativo franquista, dado el número de ilustres personajes que lo llevan adosado en su ADN, se convertirá en un mérito necesario para acceder a cualquier puesto importante en los gobiernos del PSOE.
Nota. El señor Murillo bien está en la cárcel, por amenazante, bocazas, estúpido y potencialmente peligroso, pero no sólo él, no estaría mal que le acompañara doña Rita Maestre, amenazante, bocazas, estúpida y potencialmente peligrosa, pues, aunque sin armas, sí tenía método ya probado, y dada su relevancia política no debió tomarse a beneficio de inventario.
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