Sorolla en Avilés, digo Favila
Amanece sobre las calles empedradas del viejo barrio de Sabugo en Avilés. Y volviendo desde la estación de Renfe hacia el centro de la Villa de Pedro Menéndez, el Adelantado de la Florida, el pequeño escaparate de una galería de pintura apenas hace detenerse a algún viandante despistado, sorprendiéndole de repente con la maravillosa explosión de luz que emerge de un óleo enmarcado de forma sencilla entre otros más pequeños del mismo autor: Favila. En el cuadro, tres niños juegan en la playa de Salinas con el puente colgante y el Museo de Anclas al fondo, en una indescriptible combinación de luces y matices conseguidos con unas pocas pinceladas al óleo de alguien con pulso firme y magistral.
Muy cerca, ya en el Centro Niemeyer, público llegado de toda España ha ido visitando desde hace meses la exposición del gran Sorolla traída a Avilés por gentileza de la Fundación Masaveu, un verdadero remanso de luz y genialidad con muchos de sus óleos emblemáticos admirados mundialmente.
Prácticamente esta servidora sólo entiende de pintura que la “Gioconda” es muy pequeñina y que a “Las Meninas” se les está poniendo cara de japonesas de tanto turista nipón delante, pero presumo que la obra de nuestro gran Favila va siendo ya comparable a la del gran Sorolla por su dominio exquisito de la luz.
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